La cronología, en estos casos, importa poco. Seguramente fuera el primero de los tres fichajes del Real Betis para la temporada 2022/2023 en concretarse, pues hubo un acuerdo relativamente rápido con el Fluminense (nueve millones de euros fijos, abonados en tres plazos durante los dos próximos años, y 2,6 en bonus, la mayoría para el jugador y sus asesores), aunque la confirmación oficial de que Willian José, una vez ejecutada la opción de compra (obligación, en realidad, desde hace mucho, al ser las exigencias sencillas de cumplir) recogida en su contrato de cesión por parte de la Real Sociedad, es verdiblanco en propiedad llegó ya. También está comprometido su paisano y compañero de agencia Luiz Felipe, libre desde el próximo 1 de julio al no renovar con la Lazio. Compatriotas, en realidad, son todos en este pequeño grupo de altas heliopolitanas (que no caras nuevas), aunque quienes han cedido sus designios a AIS Football son el central y Luiz Henrique, el extremo que tiene sentimientos encontrados en estos últimos días en Río de Janeiro.
El extremo nació en Petrópolis, a menos de 70 kilómetros de la capital del estado, una mega urbe de más de 6 millones de habitantes que siempre fue el sueño de este joven futbolista que se formó en la cantera tricolor. Con 21 años, apenas lleva tres temporadas, como las contabilizamos en Europa, participando en la elite brasileña. La 19/20 fue prometedora (dos goles y dos asistencias en 26 partidos), explotando en la 20/21 (6+2 en 33), lo que despertó la atención de clubes muy importantes del Viejo Continente, entre ellos el Betis, rápido para convencer a los dirigentes cariocas, con una necesidad ingente de dinero, de que pedir los 40 kilos de su cláusula de rescisión era absurdo. Al final, el traspaso se cerró por tres veces menos, contando todos los pluses, a cambio de que su actual entidad se reserve un 15% de cualquier venta futura, confiado en que ocurrirá. La afición local, obviamente, no lo aceptó de buen grado, llegando a manifestarse masivamente junto a la sede de la institución, si bien las explicaciones del presidente, Mario Bittencourt, se antojaban razonables.
Tras una etapa complicada, todavía con Abel Braga en el banquillo (Luiz Henrique, pese a todo, le guarda mucho cariño por la confianza que le otorgó y por el esfuerzo en comprender su carácter), una lesión de tobillo y la eliminación de la Copa Libertadores afectaron seriamente al rendimiento del atacante, durante unos días foco de las iras de un sector de la grada de Maracaná por su fuga. Ya restablecido y con Fernando Diniz como entrenador, el zurdo ha recuperado sus mejores prestaciones, siendo de los más destacados en cada encuentro de Fluminense y abrillantando sus números (cinco goles y siete asistencias en 34 encuentros). El MVP ante Atlético Mineiro le hizo sentir orgulloso, pero deja claro a quienes le circundan que no se besa el escudo por compromiso o para recuperar el cariño de la afición, sino por un amor real, y no de ahora, por los colores blanco, rojo y verde. Un sentimiento perfectamente compatible con la "ilusión desbordante" que no puede disimular cuando comparte con algún compañero y sus allegados las ganas que tiene de estrenarse en Europa.
El primer fin de semana de julio ya no competirá más con el 'Flu'. Tiene previsto aterrizar entonces en Sevilla para culminar los últimos trámites antes de enfundarse la camiseta verdiblanca y ser presentado ante los medios de comunicación, posiblemente antes, incluso, de la vuelta al trabajo de la plantilla de Manuel Pellegrini, fijada para el 5 de ese mes. El cuerpo técnico que abandera el 'Ingeniero', no obstante, se plantea darle unas mini vacaciones o, en su defecto, que realice una pretemporada distinta a las de sus compañeros, la mayoría con casi mes y medio de descanso en las piernas, mientras que Luiz Henrique llegará cargado de encuentros. Esa dosificación se antoja clave para que su desembarco en LaLiga, con un ritmo y unas exigencias muy diferentes a la Série A brasileña, resulte satisfactorio, sin sorpresas en el plano físico. Especialmente, con un futbolista de su corte (alto, fuerte y explosivo). Tendrán que frenarle, porque su entorno avanza que llega "con más ganas que nadie" para hacerse un sitio en Heliópolis.