Por mucho que se esfuercen los protagonistas, en este fútbol de hoy en día siempre hay
polémicas. A veces, bien es cierto, algunas o todas las partes ponen, valga la redundancia, poco o nada de su parte, pero resulta llamativo que se haya desatado
cierta controversia por la cesión de entradas al Granada CF por parte del Real Betis para el encuentro del próximo domingo (
18:30 horas, unificada como la última del campeonato) en el Benito Villamarín. Habrán pasado
casi seis años desde la última vez que verdiblancos y rojiblancos coincidan en La Palmera con
público en las gradas, puesto que la
pandemia hurtó el apoyo en la
19/20 (fue la segunda jornada tras el parón de tres meses) y la
20/21 (con restricciones totales hasta el epílogo), mientras que los nazaríes estaban en
Segunda los dos cursos anteriores.
El precedente data del
16 de septiembre de 2016, cuando la escuadra dirigida aún por
Gustavo Poyet salvaba un punto frente a sus vecinos, que se pusieron 0-2, merced a un doblete de
Álex Alegría y a la parada de
Adán a once del final en el
penalti errado por
Ezequiel Ponce, cuando los de
Paco Jémez jugaban ya en inferioridad numérica. Entonces, en un duelo con cierta polémica y un ambiente hostial (hacia el banquillo, de la afición local, sobre todo), varios centenares de hinchas visitantes se concentraron en la '
jaula', un recinto acotado y separado de las zonas colindantes en la esquina entre
Gol Norte y Fondo. Con una capacidad total para
1.400 personas, algo menos tras los ajustes de años posteriores, apenas se ha llenado en los derbis y, si acaso, en algunos encuentros europeos, pues la
UEFA obliga a reservar un
5% del aforo para los aficionados foráneos, que 'expropian' graderíos cercanos.
El caso es que el Granada ha solicitado al Betis
un millar de entradas al precio de
25 euros, si bien toda la temporada se han vendido las localidades ahí a
35, exceptuando los choques contra el
Sevilla FC, que cuentan con un pacto especial y recíproco. La respuesta verdiblanca ha sido la de enviar un paquete de
575 tickets, respetando el coste solicitado por sus homólogos rojiblancos, una
cortesía que recupera valores prepandémicos. En la primera vuelta, todavía con aforo muy reducido por mor de la
Covid-19, no se despacharon entradas para los hinchas verdiblancos (con zonas habilitadas para concentrarlos a todos), por lo que los pocos que acudieron tuvieron que buscarse la vida, accediendo a los precios de cada zona, sin descuento alguno (
65-75 euros).
No entienden en la planta noble del Benito Villamarín que existan
razones para la polémica, teniendo en cuenta que se ha cedido una cantidad considerable de localidades a un montante muy competitivo, pudiendo doblarse la 'marea rojiblanca' respecto a la que inundó
Son Moix el pasado fin de semana. Ni siquiera se cierran en banda a
ampliar el cupo con el paso de los días, aunque hay que tener en cuenta que, contando los
socios que pueden acudir un domingo a media tarde, se pondrán pocos tickets a la venta en taquillas. Por esa misma razón, no tienen sentido las
capturas que circulan por las redes con cantidades desorbitadas, las mismas que hubieron de pagar en septiembre del año pasado los béticos que intentaran comprar en tiendas
físicas y online sin acceder al paquete concertado entre entidades.