Antonio
Cordón aterrizó en el Betis procedente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, de la que era director deportivo. Es su desempeño fundamental desde principios de este siglo, cuando pasó de ojeador a máximo responsable de la planificación en el Villarreal. Luego, el Mónaco, con el que también consiguió éxitos, pero, a mediados de 2017, el extremeño fue nombrado CEO del grupo deportivo Hope, de capital chino, que controlaba cuatro equipos a la vez: el Granada (que llevó de Segunda a Primera), el Parma (que devolvió a la elite tras cogerlo en bancarrota), el Tondela portugués y el Chongqing Lifan del gigante asiático.
En la capital nazarí conoció a Rui Silva, un guardameta por el que también apostó para la titularidad, tras su aterrizaje hace tres años y medio, y al que conoce perfectamente. Antes de dejar el cargo, de hecho, recomendó su renovación, pues daba por hecho que en Primera se revalorizaría y termina contrato el 30 de junio de 2021. Un problema con el que se han encontrado este verano los dirigentes rojiblancos, que no consiguen convencer al portugués pero que tampoco cuentan con alternativas de peso, más allá de Aarón Escandell. Diego Martínez, salvo sorpresa, seguirá dando la titularidad al de Maia aun en el caso de que abogue por agotar su vinculación.
La directiva del Granada sigue firme exigiendo la cláusula del portero luso, que asciende a 15 millones de euros, o una cantidad cercana que, en este mercado tan limitado de recursos y, por ende, movimientos, difícilmente pague algún club. A sus 26 años, Rui Silva quiere dar un paso adelante en su carrera. Está muy a gusto en tierras andaluzas y no descarta, si la propuesta mejora y le convence, renovar, aunque no es su prioridad actual. Los grandes equipos de su país, Benfica y Oporto, lo tantearon, pero él quiere triunfar en LaLiga o en la Premier. El Sevilla se lo llegó a plantear y, de salir Vaclík, lo tomaría de nuevo en contra, pero la explosión de Bono lo aleja de Nervión. El Betis no puede invertir una gran cantidad bajo palos y, seguramente, se decante por la experiencia de Bravo.
El Villarreal, según 'Mundo Deportivo', es el último candidato a hacerse con Rui Silva, pues Emery quiere un rival de nivel para Sergio Asenjo cuando Andrés Fernández, como parece, parta rumbo a Huesca. Pero el arquero portugués quiere elegir muy bien su destino. No es que rehúya la competencia, pero desea ser de nuevo el mascarón de proa de un proyecto ambicioso. Jugar la Europa League con el Granada le atrae, aunque sabe que corre el riesgo de que, si no prolonga su contrato (con aumento de sueldo y cláusula incluidos), en algún momento se tome la decisión de que no debe seguir en el once. Espera que no, pero es una posibilidad. Muchas dudas en la mente del ex del Nacional.
Por su parte, Antonio Cordón sigue jugando sus cartas, pues está convencido de que Rui Silva es el portero perfecto para el Betis, aunque no podrá ser este verano. Su apuesta, conociendo de sobra al interesado, es que no renueve y apure su contrato, lo que lo convertirá en agente libre para la próxima campaña, cuando las ataduras económicas se esperan más livianas si vuelve el público a los estadios. En enero, legalmente, el meta podría negociar con quien quisiera, y ahí estarán los verdiblancos para ofrecerle un contrato de 4-5 años, con mejora salarial y un panorama despejado.
Es una de las razones por las que sólo se le ha ofrecido a Claudio Bravo 1+1 y no dos años, como quiere el chileno y puede que consiga finalmente para desbloquear la operación. El verano que viene, a Joel le quedará únicamente una campaña de vinculación, volviendo Dani Martín de una cesión que, en caso de ser necesario, podría repetir para seguir fogueándose. Cordón, con las limitaciones existentes, no puede hacer otra cosa que esperar, cruzar los dedos y persuadir a Rui Silva de que es la mejor jugada. A ver si le sale bien, porque fichar a un guardameta de su nivel con 27 años y a coste cero sería para sacar al extremeño a hombros por La Palmera.