Ricardo Oliveira acabó la temporada 2004/2005, de inolvidable recuerdo para el Betis, con un gol que decidió el
derbi ante el Sevilla en la jornada 36 (1-0), un doblete contra el
Atlético de Madrid en el Vicente Calderón en la 37 (1-2) y otro tanto en la última cita del curso ante el
Zaragoza en el Benito Villamarín (3-2). De este modo, alcanzó los 22 goles y estableció la que desde aquel día es la segunda mejor marca liguera de la historia del club heliopolitano y rebasó por tercera y última vez la
barrera de los 20.
Su
brillante recta final de campeonato fue decisiva para que el
Betis se clasificase para jugar la
Champions League por primera vez en su historia. Por si fuera poco, el delantero brasileño redondeó la faena con una diana más en la
final de la Copa del Rey conquistada ese año por los verdiblancos ante Osasuna (2-1), el último título de los que adornan las vitrinas de La Palmera. De todo ello, ha hablado con tanta nostalgia como cariño en una entrevista concedida este sábado a
Canal Sur Radio.
"La lesión contra el Chelsea me duele aún hoy", ha lamentado Oliveira, que después de convertirse en el artífice del pasaporte bético, no pudo disfrutar en el campo de la experiencia en la máxima competición continental y
le dejó sin su sueño de disputar un Mundial.
"No es sólo que no me permitiera jugar el Mundial de Alemania con Brasil. Es más por la ilusión que estábamos viviendo en el Betis, toda la ciudad… Jugar la Champions
era una ilusión tremenda para todos. Yo estaba en un año espectacular con la selección y con el Betis. Mi mejor etapa como profesional en Europa fue la primera con el Betis. Me lesioné en un
momento muy especial. Por eso me duele. Uno siempre ha querido jugar un Mundial, y más con Brasil, pero tengo muchos más trofeos, esa Copa del Rey con el Betis… También, muchos recuerdos, como aquel gol contra el Anderlecht".
"Después de la lesión me recuperé, volví a la selección y
aquí estoy con 40 años, disfrutando. La cabeza está bien, el cuerpo me está respondiendo como quiero y como me gusta, aunque ya me va quedando poquito. Quedan pocos meses de fútbol por delante", ha asegurado, dejando caer que ve muy cerca la hora de colgar las botas y poner fin a una exitosa carrera con el Betis como escenario de su cénit: "El fútbol pasa, la fama pasa y ya queda poco.
En Sevilla encontré un calor humano que no he encontrado en ningún otro lugar. Mi hijo pequeño y yo salimos hoy a hacer mi entrenamiento y cuando regresé a casa, mi hijo pequeño me esperaba con la equipación del Betis. Tiene 4 años. Los vínculos que tengo con la ciudad son muy fuertes. Agradezco a todos y digo que el Betis pasó, de verdad, a ser el club con más significado en mi carrera deportiva, con todo el cariño para el resto de equipos en los que estuve".
El Betis, asegura el legendario goleador bético,
"es distinto a los demás". "Encontré a una afición que me abrazó, que me dio todo el cariño que necesitaba, que me levantó cuando yo más lo necesitaba. En el campo yo les di lo que querían, goles, títulos, escuchamos juntos el himno de la Champions… La selección brasileña llegó por todo lo que hice en el Betis Me queda el
sentimiento de mucha gratitud por todo lo que he vivido en el Betis", ha explicado.
En la actualidad, Oliveira ve a un Betis "que tiene
mucha calidad, muchos jugadores desequilibrantes". "Deseo que el Betis siga creciendo, que esté donde se merecen, que luche siempre por jugar las
competiciones europeas. La afición se lo merece y los jugadores saben que este sentimiento está vivo, el poder
pelear por cosas importantes. La realidad de
la clasificación no se corresponde con la calidad que tienen sus jugadores. Creo que el equipo puede lograr cosas más importantes y traer nuevamente ilusión a los aficionados. Cuando vuelva LaLiga ojalá que el equipo pueda pegar un tirón hacia arriba", ha añadido.
A su juicio, jugar en Europa o volver a probar las mieles de la Champions no son ningún imposible: "Es lo que creo y lo que los aficionados quieren, ver al Betis ganando títulos, jugando competiciones europeas…Porque
este club se reinventa año tras año. Pero el fútbol no se trabaja sólo con el creer, sino que hay que trabajar, tener conocimiento y planteamiento, tener ojo clínico para tomar decisiones. Creer, cuando se lleva la camiseta y se está sobre el campo,
se puede creer que todo puede salir bien, pero hay que trabajarlo. Los que están en el club son los más capacitados para hacer una plantilla y un proyecto para llevar al Betis de nuevo a las competiciones deportivas".
Y el
mejor ejemplo que le pueden poner a Rubi y a los suyos, es el
Betis de la 04/05. "Los recuerdos que tengo son maravillosos. Todos estábamos ilusionados con este partido. Todos sabíamos la importancia de ganar o sumar para darle la
alegría a nuestra afición y a nosotros mismos, que nos merecíamos el
premio de la Champions. Nadie nos lo regaló, tuvimos que trabajar mucho. Me acuerdo que estábamos muy ilusionados, todos queríamos entrar en la Champions para darle la alegría a nuestra afición, especialmente los que estuvieron encima y apoyándonos en el partido de Mallorca".
Serra Ferrer, un "padre" para el delantero
En este logro, Oliveira resaltó la importancia de una persona:
Lorenzo Serra Ferrer. "Independientemente de los nombres, Lorenzo
unió a un vestuario con un objetivo único y común, que era entrar en la Champions. Sabíamos a lo que jugábamos. La imagen que me queda es que cuando Assunçao iba a lanzar la falta, yo estoy en la barrera y me giro porque estaba seguro que iba a marcar. Cuando la pelota entra, yo estoy de espaldas a Marcos, porque vi cómo entraba el balón en la portería", ha remomorado.
"Estoy muy agradecido a todos los entrenadores que he tenido, todos me dieron muchísimo. Pero con Lorenzo fue algo distinto. En todas las comidas coincidíamos y siempre estaba encima, me preguntaba que cómo estaba y cómo me encontraba. Luego, también lo hacía en los entrenamientos. Yo sabía que era mi entrenador y que tenía que dar la respuesta que necesitaba porque fue el que
creyó en mí. Por eso pienso que
fue un padre para mí. Yo era muy joven y me ayudó muchísimo, no sólo en el fútbol, sino con la vida. Me quitó de muchos líos y me decía que juntos íbamos a conseguir lo que queríamos. Apostó por mí y a partir de ahí me dejó ser el protagonista de mi historia. Le debo muchísimo,
me hizo mejor hombre, mejor futbolista y mejor persona. Hablar de Lorenzo para mí es muy fácil, lo conocí con su forma de ser, su forma de ver el fútbol, la manera de plantear los partidos y de organizar un vestuario. Tengo muy buena relación con él y lo quiero muchísimo", ha señalado sobre el balear, con quien no descarta trabajar en el futuro.
"No sé, yo siempre pienso en el presente. El futuro está ahí y cuando pase mi etapa como jugador me queda una vida por delante y debo aprovechar los 20 años que voy a cumplir como futbolista, con muchas experiencias fantásticas. Pienso que
tengo mucho para contribuir al fútbol cuando cuelgue las botas. Si eso ocurriera en un futuro, juntarme con Lorenzo, sería un sueño, sería increíble. Recordar lo que hemos vivido, él como entrenador y yo como futbolista, la historia que hemos tenido juntos sería
aportarnos conocimientos mutuamente. El futuro no ha llegado. Ojalá que cuando llegue, podamos seguir conectados.
Me haría mucha ilusión".