Rescató un punto el
Betis de un partido en el que pocos daban un duro por ello, anulando dos goles de desventaja ante un
Athletic que se pegó un tiro en el pie con la expulsión (innecesaria a todas luces) de
Susaeta al filo del descanso. Este meritorio empate, al menos, solapó la pésima primera parte de los verdiblancos, erráticos y despistados, pero que cumplieron luego con su obligación de imponer su superioridad numérica y técnica, por desgracia sólo con la mitad de la recompensa. No fue ésta escuálida para los méritos locales, aunque supiera a poco a la postre.
De inicio,
Setién obró las rotaciones esperadas, salvo que dejó a
Inui fuera para repetir con
Joaquín entre líneas, aunque pareció un simple reparto de las cargas de trabajo más propio de la pretemporada que un premio a los estados de forma. De ello se aprovecharon los rojiblancos, que traían la lección aprendida y la ejecutaron a la perfección: presión alta para aprovechar las dudas en la salida de un cuadro verdiblanco que, para colmo de males, regaló un par de balones letales. El resultado: un tempranero
0-2, efectividad plena de los de
Berizzo y pitos en el
Villamarín.
Decía
Raúl García, que se la suele liar últimamente a los heliopolitanos, que la receta para ganar al
Betis pasaba por quitarle el balón. Y a fe que lo hicieron los vizcaínos en el arranque, atosigando con intensidad y anticipación a su anfitrión en campo ajeno. Así, a los siete minutos,
Junior pifió un despeje con la derecha y
Francis, que acumuló en esta fase pérdida tras pérdida, permitió un centro fácil de
Balenziaga que cabeceó por dos veces
Raúl García ante el hispano-dominicano.
Pau López se sacó de encima el primer remate a quemarropa, aunque
Williams acabaría apuntillando a placer. Once después,
Canales yerra un innecesario pase horizontal y el pamplonés, de latigazo seco junto al palo, ponía tierra de por medio para el
Athletic.
Despertaría entonces el
Betis, a medias por la rabia y la responsabilidad, aunque llegaba únicamente por medio de los cambios de ritmo de
Joaquín y
Lo Celso, pero
Sanabria andaba lento y mal ubicado en un par de servicios atolondrados de
Junior desde la línea de fondo. El calor y el marcador ayudaron a que se equilibrara la contienda, al tiempo que la justa expulsión de
Susaeta por una absurda entrada por detrás a
Sidnei al filo del intermedio generaba un fino hilo para la esperanza en la reanudación. Y tiró de él pronto el conjunto de
Setién, pues
Bartra emuló a
Raúl García y sorprendió desde la frontal a
Unai Simón en una acción idéntica a la del 0-2. Se metían en el partido los verdiblancos en el momento idóneo (51´), aunque su rival se encomendaba a la misma fórmula, aunque fuera con un efectivo menos. De hecho,
Williams robó la cartera a
Guardado y
Mandi evitó ´in extremis´ que
Yuri fusilara a
Pau, aunque había que asumir riesgos para voltear una situación tan negativa. Y hubo premio, encima para el más impreciso, un
Canales que creció con espacios. El santanderino, que avisó con una galopada marca de la casa, cruzó perfectamente al palo contrario después de un fenomenal cambio de sentido de
Mandi a
Tello, que buscó al ´6´ con astucia.
El terreno de juego parecía ya inclinado hacia Gol Norte, con lo que se olía la remontada. A punto estuvo de lograrla
Loren en el 71', tras dejada de
Canales desde el semicírculo, pero emergió a una mano
Unai Simón, mientras que Sanabria no cazó por poco el pase de la muerte de
Cristian desde la línea de fondo. Quedaba tiempo, si bien tocaba tirar de paciencia, no de la ansiedad típica de estas tesituras.
A cuatro para el epílogo,
Joaquín, que acabó de carrilero diestro, rompió a
Balenziaga sobre la línea de fondo y la puso de dulce para
Sanabria, que marcó los tiempos para rematar picado, pero desviado, cuando todo el campo celebraba el 3-2. La tuvo enseguida
Guardado, cuyo libre directo desde la frontal peinaron en la barrera a córner. El
Athletic se parapetaba en su área y el asedio bético se tornó tan mayúsculo como infructuoso. Los de
Berizzo plegaron velas para amarrar un punto, ahora sí, de oro, mientras que el
Betis, con otro chutazo lejano de
Bartra que desvió
Loren menos de lo debido, se ahogaba en la orilla.