Ryad Boudebouz es uno de esos jugadores por los que da gusto pagar para verlo jugar. Un mago del balón que rebosa calidad con el esférico en los pies y que en el Wanda Metropolitano, una vez más, volvió a ser determinante en el juego ofensivo de los de Quique Setién.
Futbolista con criterio e imaginación, el bético pareció ayer omnipresente sobre el terreno de juego del feudo colchonero, en el que se movió por todas las parcelas del campo en fase ofensiva. Con un 88% de acierto en el pase (55 intentos) y un remate a puerta, al franco-argelino sólo le falta esa pizca de físico y explosividad que ayer echó de menos en una contra durante la primera mitad.
El jugador, en claro ascenso, se ha convertido en una pieza fundamental para el juego del Betis de Setién, siendo su compromiso a la hora de defender, también, cada vez más alto. Un esfuerzo que, lógicamente, le penalizó contra un equipo como el colchonero, por lo que el físico no le dio para más que una hora de partido.
Alejandro Sáez1 min lectura