Con un pobre balance de tres puntos obtenidos de los últimos quince en juego, el
Betis sigue navegando en tierra de nadie, con el riesgo de afrontar el largo trecho que resta hasta el final del campeonato sin agobios pero sin ilusiones. Y es que, echando un vistazo a la clasificación, los de
Víctor tienen un colchón que se antoja más que suficiente con respecto al abismo del descenso, pero al mismo tiempo ven muy lejos la zona media-alta de la tabla, en la que los rectores verdiblancos quieren habitar como paso previo a objetivos más ambiciosos.
En concreto, tras la derrota del pasado viernes en
Los Cármenes, el conjunto verdiblanco tiene una cómoda renta de ocho puntos con respecto a un descenso que marcan el
Sporting, que pinchó ante el
Atlético de Madrid, y el
Granada, precisamente su último verdugo.
Pero mirando hacia arriba, el noveno puesto, en poder del
Celta, está un punto más lejos aún, a nueve. La meta trazada desde la planta noble del
Villamarín, por tanto, se encuentra a una importante distancia, aunque tanto Ángel Haro como José Miguel López Catalán han insistido en que el objetivo es mejorar la décima posición de la pasada campaña.
No es menos cierto que el cuadro bético tiene un partido pendiente ante el
Deportivo, suspendido en su día por el temporal que causó destrozos en la cubierta de Riazor, que ya reparado acogerá dicho encuentro el próximo miércoles 8 de marzo.
Sin embargo, también el Celta tiene que disputar un encuentro aplazado por idéntico motivo y en la misma jornada. En su caso, será contra el
Real Madrid en Balaídos, aunque aún no hay una fecha fijada para su disputa. Así, si los celestes logran puntuar ante el conjunto blanco, la distancia con respecto a la meta trazada aumentaría más si cabe y se acentuaría con ello el riesgo de perder el aliciente.