El Real Madrid lleva una de sus mejores semanas del año, ya que después de ganar con mucha solvencia al Estrella Roja, ha vuelto al WiZink en la ACB para conseguir una gran victoria a costa del Baxi Manresa, que apenas ha podido plantar cara a los de Chus Mateo, que pese a que siguen necesitando refuerzos, siguen siendo uno de los equipos más potentes de Europa, y en la competición doméstica se nota la diferencia. Mientras tanto, en Tenerife el derbi canario ante el Gran Canaria se ha quedado en casa.
El Real Madrid dio un paso más en su progresión y confirmó su solidez como local con su cuarto triunfo consecutivo en el WiZink en un partido con poca historia que dejó resuelto al descanso ante un desacertado BAXI Manresa que pagó caro su desacierto exterior de los primeros veinte minutos y sigue sin ganar a domicilio. Y es que el choque comenzó al ralentí, sin dominador claro, pocos puntos en uno y otro aro y especial protagonismo para Walter Tavares, autor de ocho de los doce primeros puntos de un Real Madrid que tardó seis minutos en empezar a carburar parar romper la igualdad inicial y empezar a construir su tercer triunfo en Liga Endesa.
Pero una vez que lo hizo, su ventaja siguió creciendo ante el preocupante atasco de los catalanes que solo fueron capaces de sumar tres puntos en los cinco últimos minutos del cuarto inicial, mientras que en los siguientes diez minutos se hundieron, dejando una ventaja de 16 para los blancos de cara a los dos parciales finales, donde solo tuvieron que regular y seguir apretando hasta los 25 puntos de renta que tenían cuando sonó la última bocina.
El Tenerife se llevó un nuevo derbi regional ante un Dreamland Gran Canaria incapaz de superar a un conjunto tinerfeño mejor puesto en la cancha, que desde el principio empezó bien, anotó más que su rival y logró, en poco más de cinco minutos, poner una renta de once puntos que ya los visitantes, aunque lo intentaron, no consiguieron darle la vuelta. Y es que los locales fueron mejores en todo momento, aprovechando su superioridad y atacando los problemas en defensa de sus vecinos, que no pudieron hacer mucho una vez que se vieron por detrás.
La clave volvió a ser una vez más Fran Guerra, imparable dentro de la zona, y claro está, el de siempre, Marcelinho Huertas, que empujó al equipo en el último cuarto para llevarlo al triunfo, y supo controlar cuál metrónomo el ritmo del duelo a su gusto.
El Hiopos Lleida encadenó su segunda victoria consecutiva en la pista del Río Breogán, un rival directo en la pelea por eludir el descenso al que tumbó en el último cuarto apoyándose en su defensa y en el acierto de Oriol Paulí, decisivo en el parcial 2-11 de los últimos minutos. Y eso que pese a la renta los gallegos dispusieron de un ataque para empatar o incluso ganar, pero Charlie Moore tiró muy forzado y su lanzamiento se quedó corto y Lleida sentenció a la contra con una canasta de Bozic. Una victoria merecida, ya que pese a la igualdad reinante durante todo el partido, los catalanes fueron más constantes y les valió con eso.