De manera elegante, puede decirse que comprensiva también,
Franco Vázquez viene dejando caer en sus últimas comparecencias en los medios de comunicación que
no tiene ni idea de los planes de futuro que el Sevilla tiene para él. Con un año más de contrato,
quiere "seguir en Europa" y asegura que, si le dejan, querría como mínimo
"cumplir el año que queda" de vinculación con los nervionenses. Eso sí, sabe que
su nombre suena mucho en Italia, país en el que conserva un gran cartel, y por supuesto
en Argentina, con todos los grandes de su país tratando de repatriarle hace tiempo.
De todo ello
se pronuncia sin levantar ni una mota de polvo a su paso, aunque sin ocultar su inquietud y puede que hasta una leve frustración, ya que este año ha vuelto a ser relegado al ostracismo y
sabe que su nombre genera debate en una afición dividida a partes iguales y sin término medio entre su legión de admiradores y un firme grupo de detractores.
Pero,
¿qué es lo que pasa con el Mudo? Suele decirse que es uno de esos futbolistas a los que amas u odias. Eso, al menos, es entendible. Ya se sabe que en esto del fútbol, como en la vida, hay tantos gustos como colores. Otra cosa es
esa velada acusación que le viene acompañando y que apunta a que su rendimiento en el Sevilla ha ido de más a menos en estos cuatro cursos como blanquirrojo, porque eso, siendo por supuesto igual de respetable,
es muy rebatible con los datos en la mano.
Franco Vázquez fue fichado por Monchi en el verano de 2016
por petición expresa de Jorge Sampaoli y evidentemente él sí le conocía. Eso es lógico. Qué menos, si se empeñó en tenerle a toda costa y forzó al club a pagar
15 millones de euros por él al Palermo; una cifra que, hasta ese momento, el club sólo había superado dos o tres veces en toda su historia. Sin embargo, el míster de Casilda sólo duró una campaña en el club y sus sucesores han ido dando la sensación de que no le conocían tanto y de que en sus librillos no había sitio para
su particular pero talentoso estilo de juego.
A partir de ese segundo año en el Sevilla, ha vivido en un vaivén constante,
como si estuviese atrapado en una eterna 'Mudanza'. El estilo del
Berizzo se asemejaba más bien poco al del Sampaoli, pero menos rastro aún de éste había en el estilo de
Vincenzo Montella, sustituto del 'Toto', y en el de
Pablo Machín, el entrenador elegido para comenzar la 2018/2019.
Todavía menos compatibilidad existía con el de
Joaquín Caparrós, solución interina dos cursos seguidos tras los ceses del italiano y del soriano. Y, desde luego, a la vista está que
Julen Lopetegui es distinto a todos ellos pero tampoco es Sampaoli.
Ahí empieza la teórica cuesta descendente del Mudo.
Seis entrenadores distintos en tres temporadas y media, todos con líneas divergentes en su manera de entender este deporte y todas ellas alejadas del entorno ideal para un futbolista de unas características tan específicas como las suyas.
Su juego ha seguido siempre siendo el mismo. No es el típico jugador que sabes que no va a perder nunca su marca, ni destacará por matarse a correr para hacer una cobertura; pero
ayuda en defensa más de lo que parece por su inteligencia a la hora de colocarse sobre el terreno de juego y en ataque derrocha talento en cada acción. Es
bastante imaginativo y tremendamente efectivo en el regate, un ilusionista a la hora de mostrar y esconder la pelota, usa su cuerpo de manera inteligente, va bien por arriba y tiene el valor más preciado en este deporte:
el último pase y el gol: un total de
25 tantos y 19 asistencias en estas tres temporadas y media, pese a sólo ser un titular fijo en la primera.
Y con mucha regularidad: 8 dianas en la 16/17; 5 en la 17/18, 6 en la 18/19 y otros 6 en lo que va de esta 19/20.
Con todos estos datos sobre la mesa, no resultaría injusto decir que
el error con el 'Mudo' quizás fue no venderlo antes. Al final, ha acabado convenciendo a todos los técnicos para jugar 164 partidos como sevillista. Hoy,
con 31 años y sólo un año más de contrato, será difícil sacar por él más de esos
9,5 millones en los que le tasa Tranfermarkt. Aunque el club da por rentado su fichaje, hace un año habría rascado más rendimiento económico y le habría ahorrado al jugador la actual incertidumbre y la presión extra de vivir
su sexta 'Mudanza' en cuatro años aquí.