Frenó a Rafa Nadal en los Grand Slams, fue Top-10 y, tras superar sus adicciones, está dispuesto a volver

El francés Lucas Pouille llegó a estar el pasado año casi el 700 del mundo, pero ahora acaba el año a un puesto del Top-100, con la mente limpia y con ganas de volver a disfrutar del mejor tenis

Frenó a Rafa Nadal en los Grand Slams, fue Top-10 y, tras superar sus adicciones, está dispuesto a volver
Lucas Ouille se lamenta. - @lucaspouille
Antonio José MedinaAntonio José Medina 5 min lectura

Rafa Nadal no tiene un gran recuerdo del US Open 2016. Después de un 2015 en el que había sufrido mucho, ése fue el año de su resurrección y, a partir de Roland Garros, empezó a volver el tenista dominador de antaño. No ganó ese año la cita parisina, pues una lesión le apartó cuando mejor se veía, pero sí se vio con opciones de plantar cara al entonces dominante Djokovic.

Todo iba bien hasta que en octavos de final se cruzó con un joven francés que apuntaba mucho, pero que aún le faltaba algo para dar el salto. Ya lo conocía, pues en 2015 le había ganado por un doble 6-1 en Montecarlo. Pero en Nueva York fue diferente. Lucas Pouille dominó desde el principio (6-1 el primer set), se puso otra vez en ventaja en el tercero y no ganó antes el partido por la capacidad de lucha del balear, que nunca da un choque por perdido. Aunque éste lo perdió después de perder por 8-6 en el 'tie break' del quinto set.

Pouille, que luego perdería en cuartos de final ante su compatriota Gael Monfils, se convertía en el primer francés que llevaba a cinco sets al español y le superaba. Empezó ese año como 78 del mundo y lo acabaría el 17º. Ahí se mantendría tres años, en los que llegó a ser Top-10, semifinalista de un Grand Slam (Open de Australia 2019), ganó cinco títulos ATP y luego 'desapareció'.

Tres años fuera del Top-100

En 2021 salió del Top-100 y sólo ahora está a punto de regresar. Hace año y medio era el 675 del mundo, no le daba ni para entrar en los cuadros finales de los ATP Challengers, pero ahora es el segundo suplente del Open de Australia para volver a entrar directamente en un Grand Slam -en los dos últimos años ha tenido que jugar la previa-. Entre medias, según reconocía en una entrevista, ha tenido que superar algunas adiciones que le han hecho cambiar. Y, a sus 30 años, se lo toma de otra forma.

“Veo la vida un poco diferente. Mi principal objetivo es ser un buen padre, un padre perfecto si es que esto existe. Quiero ser lo más bueno para mi hija, me encantaría que me viera jugar y estuviera orgullosa de mí", afirma en una entrevista para Clay, donde mira atrás y asegura que ha aprendido.

"Para mí fue muy importante contar todo. Es difícil hablar de esos temas cuando eres un atleta, un tenista profesional, se supone que siempre tienes que dar una buena imagen. Siempre quieres mostrar tu mejor versión dentro de la pista, sin enseñar tus emociones y demostrando que eres fuerte, pero la gente tiene que entender que está bien sentirse mal. No pasa nada por volverte débil alguna vez, sentirse triste. Somos seres humanos. Es importante hablar de ello para sentirte libre y no hay por qué sentirse culpables o avergonzados por ello”, afirma.

Pouille se ve cambiado

Lucas Pouille reconoce que aceptar eso le ha permitido volver a ser el que era y, aunque no sabe si podrá alcanzar el mismo nivel, sí advierte que lo va a intentar. "Nunca se sabe lo que puede pasar. Tampoco sé si volveré a disputar unos cuartos de final de Grand Slam, como hice en Wimbledon y el US Open, o unas semifinales, como hice en el Abierto de Australia. Lo que sí sé es que daré todo lo que tenga para permanecer el mayor tiempo posible dentro del Top 100", indica el tenista francés, quien se ve muy cambiado, incluso en el "enfoque del juego". "Es diferente la presión que me pongo a mí mismo. Soy más distante que antes en cuanto a la importancia de los resultados. Ya no me importa tanto la opinión que la gente tenga de mí, algo que en el pasado tenía mucha relevancia, pero ya no”, reconoce.