El
Sevilla FC se marchó perdiendo 1-0 al descanso en
Dortmund, un resultado que le obligaba a marcar tres goles para ganar por dos de diferencia a un Borussia que se defendía como gato panza arriba y que aprovechó su única llegada para marcar. Con todo, varias acciones
polémicas han condicionado el marcador en parte, pues se trata de jugadas abiertas a interpretación que el colegiado del encuentro, el turco
Cakir, no consideró punibles o, en los últimos casos, llevó por unos derroteros contrarios a los intereses hispalenses.
En primer lugar, el tanto alemán llega tras una posible carga ilegal de
Delaney a Koundé, pues no es hombro con hombro, sino que el danés golpea más bien en la espalda del francés, para chocar luego con
Suso y sacarlo del juego. De todas maneras, el central nervionense se durmió un poco en la salida. Más dudas surgen en el último minuto de alargue del primer tiempo, cuando un disparo de
Ocampos choca en el codo de
Dahoud, si bien el mediocampista de origen sirio está de espaldas y con el brazo bastante pegado al cuerpo.
En la reanudación, la cosa no mejoró, porque Cakir fue a ver al monitor la acción que suponía el 2-0, de
Haaland, que definió con mucha calidad, pero había hecho falta previa a
Fernando. Efectivamente, el otomano anularía ese tanto... pero pitó un penalti previo por agarrón de
Koundé al propio 'pichichi' renano. La pena máxima la paró Bono, pero se mandó repetir porque el meta marroquí se había adelantado un poco. Haaland lo tiró igual, acertó esta vez... e hizo un fe gesto de
burla a sus rivales, lo que le costó una amarilla.
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