Dio la sensación, por
la tremenda superioridad que mostró en la primera parte, que el
Borussia Dortmund había dejado
la eliminatoria demasiado abierta. "Nos dejaron con vida...
no nos conocen", reconoció, con este aviso, un
Monchi que tuvo esa misma sensación. Y los propios alemanes
parecen ser muy conscientes de ello, pues no dejan de darle
vueltas al gol de Luuk de Jong. Al definitivo 2-3.
"Se trataba de la recta final, en la que no siempre logras mantener alejados a los rivales de tu portería. Cedimos demasiados córneres y faltas.
A De Jong le gusta ir al segundo palo en las jugadas a balón parado. El año pasado decidió la final de la Europa League así, contra el
Inter de Milán", dijo
Edin Terzic, su técnico interino.
"Podríamos haberlo resuelto un poco mejor, así que es un poco jodido", reconoció Terzic,
apuntando indirectamente a un Emre Can que perdió la marca y que se alejó extrañamente del delantero holandés del Sevilla FC, a quien dejó solo. No en vano, tras el partido,
Mats Hummels fue a recriminarle el despiste a su compañero, e incluso
tuvieron que intermediar Thomas Meunier y Erling Haaland para que la cosa no fuese a mayores.
El central era consciente de que
ese tanto le daba vida al Sevilla FC, el equipo que nunca se rinde. Y
Monchi, que ahora lo ve más factible, dentro de la dificultad que entrañará remontarlo, se lo agradece.