Levante 1-1 Sevilla F.C.: Juega con fuego y deja volar dos puntos

El Sevilla FC dejó escapar dos puntos de oro en la recta final de un partido que dominó por esa peligrosa costumbre de querer conservar el botín confiando en su buena defensa. Pero siempre puede llegar una jugada desafortunada, como pasó ante el Levante, y al final te deja cara de tonto...    

 

En un escenario desconocido para todos, incluso para el anfitrión, trasladado temporalmente a La Nucía por las obras en su estadio, Lopetegui sorprendió de algún modo al introducir tan sólo tres cambios con respecto al once que puso en liza en el derbi. Escudero entró por Reguilón en la lateral izquierdo, Gudelj dio descanso a Fernando tras cumplir su sanción y Banega recuperó su sitio en la medular en detrimento de Óliver Torres.

 

Se esperaban más rotaciones en el once sevillista, por el tremendo esfuerzo que supuso la victoria ante el eterno rival hace sólo cuatro días y porque en el mismo plazo de tiempo llegará a Nervión un 'miura' como el FC Barcelona. Pero el técnico vasco quiso  tocar pocas teclas, dando continuidad a un tridente ofensivo liderado por Ocampos, que llegó entre algodones al derbi para resolverlo y tampoco descansa ante un Levante con cinco cambios en su alineación titular. 

 

De las botas del argentino salió el primer acercamiento al área, con un centro pasado desde la izquierda que no alcanzó De Jong. Sin embargo, los primeros compases del partido no tuvieron un dueño claro. El Sevilla FC intentó tocar con paciencia para evitar las rápidas transiciones de un Levante que tuvo una buena ocasión a los cuatro minutos.

 

Dos ex sevillistas la fabricaron. Campaña sirvió un gran balón desde la banda, Coke disparó escorado y algo desequilibrado y Vaclik despeó a córner. Eso animó a los granotas, que volvieron a intentarlo con un centro de Toño que atrapó el meta checo. Pero el Sevilla, poco a poco, fue haciéndose con el control y rozó el gol. Lo tuvo Munir con un disparo de falta directo desde el perfil diestro que se estrelló en la cruceta al cuarto de hora, siguiendo la jugada con un centro desde la izquierda que no logró rematar Ocampos. Se animaban los de Lopetegui. 

 

La siguiente llegada sevillista, a renglón seguido, la protagonizó De Jong con un disparo lejano que atajó sin más problemas Aitor, al que los nervionenses querían probar por sus problemas con el sol, que le daba de cara. Pero el cuadro blanquirrojo no logró tener continuidad en ese asedio y el partido pronto cayó de nuevo en una fase anestesiada en el que los toques sevillistas eran siempre en horizontal, sin la verticalidad necesaria para traspasar la bien armada defensa local.

 

No pasaban apuros los pupilos de Lopetegui, pero tampoco mostraban la frescura necesaria para sorprender. El balón parado, de hecho, brindaba los únicos acercamientos, con una falta que se fue alto de Jordán o un córner cabeceado por Koundé al filo de la media hora. Sí enlazaron bien poco después los sevillistas en una acción que Vezo abortó al interponerse a Ocampos ya en el interior del área.  

 

Pero tuvo que ser de nuevo a balón parado cómo el Sevilla FC asustó al filo del descanso a un Levante cómodo en su papel de entregar el balón a su rival. Banega botó una falta lateral y Koundé cabeceó cruzado fuera por muy poco. 

 

Faltaba chispa. Y es más, el primer tiempo acabó con los locales animándose en ataque. Primero, Borja Mayoral no llegó por centímetros a un buen pase de Rochina y después era éste el que se topaba con Vaclik en boca de gol tras un genial servicio de Campaña, aunque la jugada estaba invalidada por fuera de juego.  

 

No encontraba el Sevilla el modo de hincarle el diente al Levante. Tenía el balón, pero le faltaba profundidad, especialmente por la izquierda, donde no se vio a Escudero. Sin embargo, fue precisamente por ese costado por donde llegó el gol de De Jong nada más comenzar la segunda mitad. Diego Carlos puso un perfecto balón en largo para Munir, que adquirió ventaja en su control con el pecho y la puso al corazón del área para que el holandés remachase a portería, haciendo el 0-1 tras la revisión del VAR.  

 

El gol espoleó a un Sevilla ahora sí más volcado sobre el portal de Aitor, aunque el Levante trató de responder con un disparo de Campaña, de largo el mejor en los valencianos, que repelió la defensa nervionense. Fue el preludio de otras dos claras ocasiones de los de Lopetegui. Primero, tras un córner, Diego Carlos cabeceó a la red pero el colegiado invalidó la acción por una rigurosa falta sobre Campaña (54') y acto seguido, Aitor evitó el segundo con un paradón a disparo de Munir, que remató algo mordido el centro de Navas.    
 

Ese arreón, sin embargo, se fue diluyendo con el paso de los minutos, al mismo tiempo que ambos técnicos refrescaban a sus equipos. Paso atrás de un Sevilla FC que volvía a tocar para dormir el partido, sufriendo apenas en una carrera de Morales que Diego Carlos abortó al taparle el disparo una vez llegados a a las inmediaciones de Vaclik. 

 

Pasaban los minutos y todo estaba en el aire. Los de Nervión no remataron a su rival y éste seguía vivo, acercándose con un cabezazo de Melero a la salida de un córner al que Escudero respondió con un misil lejano que Aitor despejó. Pero tocaba sufrir. Hernani le había dado otro aire al Levante y fue el extremo luso el que avisó con un disparo que sacó bajo palos Koundé (87'), tras un resbalón de Reguilón. Y tan atrás se ha metido el Sevilla FC que el castigo ha acabado llegando. Un centro de Miramón lo tocó Vaclik, rebotó en Diego Carlos y se introdujo en la meta en el 87'. Mazazo para un Sevilla FC al que los cambios empeoraron y que se veía con los tres puntos.   

 

Defintivamente, el Sevilla FC pecó de conservador y por guardar el triunfo casi se marcha de vacío. Y es que al gol del Levante le siguió otra clara ocasión local ante un nervioso cuadro nervionense que pagó caro haberse metido tan atrás. Suerte que Vaclik despejó el duro disparo desde la frontal de Mayoral ajustado al palo. Salvó el punto, aunque visto lo visto, el botín pudo ser mayor. Se escaparon dos puntos vitales para lanzar un mensaje de autoridad a sus rivales en la pelea por la Champions.