El aire vuelve a soplar a favor. No fue un triunfo brillante, ni mucho menos, pero se ganó al fin y al cabo, algo que el Sevilla no hacía lejos de casa en Liga desde septiembre.
El 'efecto Caparrós' trajo lo que se buscaba, el cambio de dinámica, y ahora queda lo más difícil, mantenerlo en el tiempo.
Estaba cantado que el utrerano buscaría dotar de mayor solidez a su equipo con un doble pivote, recuperando para la causa a Amadou y dando galones en la salida a Gonalons, lo que liberaba a Banega como falso interior para desplegar un asimétrico
4-4-2 en el que el rosarino dejaba todo el carril a Navas.
De ese modo, salió con brío un Sevilla más musculoso, buscando desde el minuto uno la meta rival. En el 2', de hecho, Banega ejecutaba el primer disparo a portería desde la frontal del área, produciéndose acto seguido
dos nuevas llegadas en las que los pases de Ben Yedder que buscaban a André Silva eran despejados por la zaga local.
La puesta en escena era atractiva. Concentrados, los sevillistas no arriesgaban en la salida y presionaban muy arriba para buscar con insistencia la portería contraria. Además, cuando los blanquiazules cogían el balón y lo tocaban para igualar las fuerzas, el sistema defensivo también se mostraba más ordenado, sin acularse ni conceder metros al rival, lo que obligaba al Espanyol a mover el balón muy lejos de Juan Soriano, titular a última hora por las molestias de Vaclik, y, por ende, sin peligro. Por ello, lo tuvo que intentar
Darder desde muy lejos a los diez minutos.
Pero era el Sevilla quien llevaba el peso y protagonizaba las ocasiones, desplegándose con mucho peligro por el ala izquierda, con
Wöber y Promes, aunque también Navas profundizaba y buscaba tanto el centro, sin hallar rematador en el 13', como el disparo, enviando el balón al lateral de la red en el 19'.
Más clara sería la que tuvo Banega tres minutos después, con un chut cruzado desde el vértice del área que se fue rozando el palo. No especulaba el Sevilla. Al contrario que en muchas otras salidas, en las que las primeras partes eran afrontadas como un periodo de tanteo, los nervionenses iban a por el partido y lo demostraban con otra actitud, intensos en la presión para robar y volcar el campo hacia el portal de Diego López, que en realidad intervenía poco por la ausencia de tino, lo único que faltó en un buen primer tiempo.
En el 24', Ben Yedder disparaba flojo de nuevo al lateral de la red y cuatro después no llegaba a conectar el balón tenso servido por Promes que era despejado en boca de gol por Hermoso. Apretaban los de Caparrós mientras el Espanyol apenas conseguía salir, gozando de su mejor y casi única ocasión en
un cabezazo alto de Wu Lei pasada la media hora.
Para desgracia sevillista, sin embargo,
André Silva vivía ofuscado, más pendiente de pelearse con los centrales y de protestar que de abrirse espacio en un par de buenas llegadas, y Ben Yedder no calibraba bien su punto de mira, echando el cierre al primer acto con otro disparo cruzado que se marchó a centímetros del poste derecho.
Sólo faltaba el gol y, paradójicamente, el Sevilla lo encontraría en el inicio de un segundo acto en el que el Espanyol salió más enchufado y era mejor. Así, apretando más arriba, los pericos incomodaban y avisaban en el 51' con un cabezazo desviado de Hermoso tras un córner.
Pero al minuto siguiente, Promes lazaba un balón largo para intentar respirar y el propio central blanquiazul
derribaba a André Silva nada más pisar área.
Ben Yedder no fallaba desde los once metros, pese a la buena estirada de Diego López, y adelantaba a los suyos en la que, a la postre, sería la única ocasión blanquirrojo en todo el segundo acto, muy pobre en juego pero efectivo a la postre, enfundándose los nervionenses el mono de faena para saber sufrir.
Tras el gol, el Sevilla optó por intentar que nada más sucediese sobre el césped de Cornellà. Una arriesgada apuesta con tanto tiempo por delante. Y durante algunos minutos, así fue. Pero la entrada de Melendo le dio otro aire al conjunto perico y comenzaron a llegar las acometidas catalanas, con un chut al lateral de la red de Hernán Pérez en el 68' u otro a renglón seguido de Wu Lei, casi sin ángulo, que
desvió Juan Soriano.
No olía el balón un Sevilla cada vez más metido en su área y de ese modo no cabía otra posibilidad que el sufrimiento. Despejando balones colgados y acumulando córners en contra, se miraba con ansiedad el reloj sin montar ninguna salida, hasta que el Mudo saltó al campo y al fin supo leer lo que pedía el encuentro, posibilitando el primer ataque blanquirrojo a diez del final, si bien Naldo despejó para impedir el remate de Munir.
El juego ya era lo de menos. Había que romper la nefasta racha a domicilio sí o sí.
Tocaba defender con uñas y dientes. Perder tiempo, desesperar al rival... El otro fútbol del que tanto sabe Caparrós. Que Juan Soriano fuese expulsado con el partido ya acabado sólo fue una anécdota. Se ganó para consolidar la sexta plaza y, por qué no decirlo, también cambió la fortuna.
Quedan otras diez 'finales'.
- Ficha técnica:
0 - Espanyol: Diego López; Rosales, Naldo (Puado, min.85), Hermoso, Dídac; Sergi Darder, Marc Roca, Granero (Melendo, min.60); Wu Lei, Hernán Pérez (Ferreyra m. 69) y Borja Iglesias.
1 - Sevilla: Soriano; Mercado, Carriço, Wöber; Jesús Navas, Éver Banega (Vázquez, min.79), Gonalons, Amadou (Rog, min.73), Promes; André Silva (Munir, min.62) y Ben Yedder.
Goles: 0-1: Ben Yedder, de penalti. min.53.
Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (Comité balear). Amonestó a Wöber (min.64), Darder (min.65), Carriço (m. 75)y Dídac (min.94). Expusó por doble amarilla a Darder (minutos 65 y 93) y Sorianbo (minutos 89 y 93)
Incidencias: Partido de la vigésimo octava jornada de LaLiga Santander disputado en el RCDE Stadium ante 20.219 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del atentado en Nueva Zelanda y en memoria de Jordi Puyaltó, consejero e historiador del club, del exjugador blanquiazul Antoni Cruellas y del socio número dos, Joan Ignasi Isamat.