Poco a poco se va viendo en Nervión al verdadero Guilherme Arana, y ayer, en Krasnodar, el brasileño fue uno de los mejores jugadores del plantel dirigido por Pablo Machín, sumándose al ataque con suma facilidad, centrando balones francos de gol al área (que Luis Muriel no supo aprovechar) y desdoblando por banda para crear superioridad.
Una carta de presentación con la que el joven lateral izquierdo argumenta cada vez más los nueve millones de euros, más otro en variables, que Óscar Arias pagó por él el pasado mes de enero al Cortinthians. Con un 80% de acierto en el pase en 42 intentos, el futbolista ganó un duelo aéreo y robó el balón en dos ocasiones.
Un trabajo defensivo que viene interiorizando desde que arribó a Europa y que, en parte, lo ha tenido amarrado hasta ahora, que comienza a disfrutar del fútbol de nuevo una vez que está asimilando el sinfín de conceptos que exige ganarse la titularidad jugando en el Viejo Continente, y en LaLiga, al más alto nivel futbolístico.