El
Sevilla ha encontrado en
Unai Emery la horma de su zapato, ese técnico que llevaba temporadas buscando y que los resultados y las sensaciones sobre el terreno de juego le habían impedido encontrar hasta toparse con el vasco; un preparador de espíritu ganador, competitivo y obsesivo que lleva el fútbol hasta la enésima potencia, esa que acostumbra a vivirse en las gradas del
Sánchez Piz
juán durante las tardes de domingo. Y por ello, como resulta lógico, en
Eduardo Dato gustaría renovarlo, intentando que su idilio con el de
Hondarribia se extienda en el tiempo bajo
la fórmula del '1+1' y, así, quedando vinculado con los de
Nervión hasta 2018, en el mejor de los casos.
Como bien viene informando este diario durante las últimas semanas, las bases están puestas desde que el presidente
José Castro y el propio
Emery aprovecharan el pasado mes de marzo un viaje del máximo mandatario sevillista a Alicante, con motivo de un premio al
Sevilla por parte de la
Asociación Española de la Prensa Deportiva; ciudad a la que el vasco se desplazó con su abogado para tratar los pormenores de una renovación que todas las partes recibieron con agrado, existiendo un entendimiento prácticamente total en la idea de seguir al frente del Sevilla. Una
primera toma de contacto en la que, al igual que en las sucesivas -de carácter más informal- primó la cordialidad y la sinceridad entre las partes, estando el acuerdo supeditado a una esperada rúbrica que, en principio, no se producirá por el momento.
Así,
tal y como ha podido conocer ESTADIO Deportivo por fuentes próximas a la negociación, es el expreso deseo de
Unai Emery lo único que hace demorar la firma de un acuerdo para el que, incluso, estarían perfiladas ya las cláusulas que arbitrarían su hipotético adiós ante la llegada de un equipo más poderoso económicamente hablando o que le abrirían la puerta de salida por cuestiones meramente deportivas.
Y es que el problema iría mucho más allá de un simple aspecto económico, tratándose de algo más profundo; una cuestión de principios por parte del vasco, quien, en cierta manera,
se siente en deuda con los de Nervión, después de que el curso pasado fuera renovado antes del partido ante el Almería de la segunda vuelta, cuando "no eran tan buenos momentos", como el propio
José Castro indicó.
Tras conseguir la
Europa League el curso pasado y tener prácticamente asegurada la presencia en Europa para la 15/16, la clasificación, o no, para la
Champions marcará en gran medida la decisión final de un
Unai Emery que, además, tiene a más de un grande europeo tras su rastro. Las cartas están sobre la mesa: no quiere dar un paso en falso y verse obligado a salir por la puerta de atrás, como anteriormente ya hicieron otros.