¿Qué pasó con...?

Rachid Rokki: "El míster me dijo que si no comía no jugaba"

El delantero, que ahora se encuentra en Marruecos sacándose el primer nivel de entrenador, revela que Marcos Alonso le prohibió cumplir con el Ramadán si quería jugar: "Le dije que no podía, que mi religión me lo exigía".

Rachid Rokki: "El míster me dijo que si no comía no jugaba"
Rachid Rokki posa junto a sus hijos en el Sánchez Pizjuán, estadio en el que jugó y al que volvió la temporada pasada sin que nadie lo reconociera en la grada. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 8 min lectura
Rachid Rokki, ese que en la imagen de su derecha se pasea por la costa en chanclas y con unos piratas adidas de mercadillo, es un exfutbolista marroquí que llegó a Nervión en verano del 98 como una revelación para la vanguardia sevillista; un delantero vertical, veloz y goleador que había destacado como el máximo artillero de la selección de Marruecos unas semanas antes, durante el Mundial de Francia 98. Sin embargo, una temporada después, acabó recalando en el Albacete después de que los de Nervión consiguieran el ascenso a Primera y la actuación del ariete marroquí en la capital hispalense pudiera ser calificada como un auténtico fiasco, poniendo la nota exótica a un vestuario en el que, entre otros, convivió con Monchi y Tsartas. Su carácter musulmán y ciertos problemas con Marcos Alonso marcaron negativamente su trayectoria en el Sánchez Pizjuán, participando tan sólo en ocho partidos y anotando un único gol como sevillista.


- ¿Qué pasó con Rachid Rokki?
- Ahora ya he dejado el fútbol y estoy en Marruecos intentando ser entrenador. Tengo 40 años, ya no tengo edad para el balón. Después de jugar en el Sevilla fui al Albacete y luego a Qatar, donde estuve siete años. Fui máximo goleador de la liga en una ocasión y mejor jugador de la liga en otras dos. Tengo el nivel ‘C’ y el ‘B’ de entrenador; ahora voy a por el ‘A’ y así poder ser entrenador en Qatar.


- Allí se cobra bien.
- Sí, mucho más dinero que en Sevilla. (Se ríe, a la vez que, entre risas, pronuncia repetidamente unas palabras en árabe que vendría a ser algo así como ‘jala, jala’). Después de jugar en el Albacete me fui a Qatar y allí estuve entre 2000 y 2007; me fue todo muy bien y gané para vivir ahora bien. Jugué en el Al Khor, que no era un gran equipo y conmigo ganamos tres copas, las únicas que tiene. De 2007 a 2011 jugué en Marruecos, donde me retiré, y ahí gané la Copa de África de clubes y también la Copa del Rey.


- ¿Qué le ocurrió en Nervión, que no pudo brillar tanto como en Qatar?
- Llegué muy joven, con 22 años, y era la primera vez que salía de Marruecos. Tuve muchos problemas de adaptación. El principal inconveniente fue el idioma, ya que no hablaba nada de español y para mí fue muy difícil el adaptarme a la vida de Sevilla.


- Creo que es la primera persona que dice eso. Todos los exfutbolistas suelen contar mil maravillas de Sevilla.
- No. Sevilla es muy bonita, el problema era otro: su vida. Era una vida muy diferente a la mía. Yo no podía comer cerdo ni beber alcohol por mi religión. También había muchas mujeres. (Vuelve a entonar en árabe el ‘jala’ entre risas).


- ¿Qué le pasaba con las mujeres sevillanas?
- Nada, que eran muy diferentes a las mujeres marroquíes. A Qatar fui con mujer e hijos, pero a Sevilla llegué soltero. Tuve una novia sevillana.


- ¿Y el idioma, no fue un problema para ligar?
- A los tres meses ya me defendía con el idioma. No fue un problema para eso.


- Tan sólo jugó ocho partidos como sevillista.
- Sí. Marcos Alonso me dijo que si no comía, no jugaba. Con Castro Santos jugué siete partidos sin comer durante el Ramadán, dos de ellos los 90 minutos completos sin haber comido nada. No tuve ningún problema para correr ni jugar. Y Marcos conocía el Ramadám, porque vivió seis meses en Casablanca; simplemente no quería que jugara sin comer.


- ¿Y qué le respondió usted?
- Que no podía, que mi religión me lo exigía. Ahí comenzaron todos mis problemas. Marcos Alonso declaró en un periódico que ningún jugador que no hablara español e hiciera el Ramadám iba a jugar con él. Me parecía ridículo, por lo que yo, luego, declaré en el periódico que si él seguía en el Sevilla, yo me iba. No volví a jugar más; sólo lo hice 30 minutos ante el Albacete. Con Marcos Alonso llegaron cinco uruguayos y dos de ellos eran delanteros, imagínese.


- Luego fue a Albacete. ¿También solo?
- Sí. La chica era muy joven, tenía 18 años. Fui solo, pero allí me fue mejor; jugué 24 partidos, ya hablaba español y tenía un amigo marroquí que vivía conmigo.


- ¿Cómo recuerda su fichaje por el Sevilla?
- Terminé como máximo goleador en Marruecos y fui al Mundial de Francia 98; luego me fichó el Sevilla, que era un gran equipo; uno de los grandes de España.


- Pero jugó en Segunda.
- Sí, subimos a Primera a final de temporada con jugadores como Tsartas, que era muy bueno; el mejor del Sevilla de esa época. También estaba Gluscevic y Monchi. ¿Sigue trabajando para el Sevilla?


- Sí, es director deportivo del club desde hace años. Es una figura muy importante dentro del Sevilla.
- ¿Sí? Me alegro mucho por él. El año pasado estuve en el Sánchez Pizjuán viendo el Sevilla-Barcelona con mis hijos y me hubiera gustado hablar con él, pero no tengo su número. ¿Puede pasármelo?


- ¿Entonces pasó inadvertido?
- Sí, saqué mis entradas como un aficionado más y fui con mis tres hijos. Mi esposa y mi hija se quedaron en el hotel. Nadie me conocía; el señor que estaba sentado al lado mía no sabía que yo había jugado en el Sevilla. Era la primera vez que iba al campo, pero voy todos los años a Sevilla con mi familia, me gusta mucho; es muy parecida a Marruecos: la Giralda, el Alcázar...


- Le marcó su estancia en la ciudad pese a los problemas de adaptación. ¿Cómo lo compaginó con su religión?
- Rezaba en casa y nunca comía alcohol ni comía cerdo. Cuando salía con los compañeros de equipo bebía cola o Pepsi. En esa época no había mezquita en la ciudad, ahora creo que Kanouté hizo una. Mi religión me permite rezar en cualquier lugar abierto.


- ¿Lo hacía en el campo?
- Podía, pero yo prefería hacerlo detrás de los vestuarios, con una toalla en el suelo.


- Cambiando de tema. ¿Cómo ha vivido un musulmán los atentados yihadistas de París?
- Soy musulmán y estoy orgulloso de ello. Pero no soy un terrorista, estoy en contra de ello. El Islam prohibe matar animales, ¿cómo se va a poder matar a seres humanos? Es una auténtica locura.