Cambio de tercio en la Vuelta a España. Tras varias etapas, sobre todo la de ayer, soporíferas y con muy poco atractivo, este jueves ha sido todo lo contrario, y es que desde la salida se ha rodado con el cuchillo entre los dientes, dando lugar a un tremendo espectáculo, y sobre todo a un cambio respecto a lo que esperábamos ver, pues Ben O´Connor ha aprovechado la fuga para llegar el primero a la meta de Yunquera y ahora mismo es el nuevo líder de la carrera con 4:51 minutos de ventaja sobre Primoz Roglic, el gran favorito, que ahora tendrá más que complicado conseguir su cuarto maillot rojo.
La carrera se lanzó desde un supermercado de Jerez de la Frontera que a su vez es el patrocinador principal, como si el pelotón se hubiera ido de compras. Pero una vez arrancó los intentos de escapada se multiplicaron. Tanta insistencia, ataques y filtros, desembocaron en una expedición de 13 corredores de tremendo nivel. El mejor clasificado era Florian Lipowitz, compañero de Roglic en el Red Bull-Bora, vigésimo a 1.50 minutos. Mientras en el grupo estaban los españoles Pelayo Sánchez, Berrade y Castrillo. La avanzadilla pasó por el Puerto del Boyar (1ª, 14,7 al 5,5) con Pelayo en cabeza.
A falta de 75 km de meta la fuga empezó a soñar cuando sus integrantes vieron el cartel de 4 minutos sobre el pelotón. Iba a cuajar el proyecto, estaba en marcha el cambio de líder y en el pelotón el más feliz era Roglic, encantado con prestar el maillot rojo a otro corredor. Y ese fue su planteamiento de etapa, el mismo que sus rivales, conformes con ceder el protagonismo a los cazaetapas, pero les salió mal.
O'Connor y Leemreize se despegaron de la fuga en el ascenso del Puerto del Viento, ya en la zona de sube y baja constante hasta meta, en la Sierra de las nieves, en la provincia de Málaga, pero subiendo Puerto Martínez, el "aussie" decidió emprender la aventura en solitario. Un ataque que fulminó a Leemreize, con pinta de llegar a meta con diferencia de escándalo respecto a un pelotón que no se alarmó en absoluto.
O'Connor coronó el puerto al frente, bajó con valentía, con los perseguidores a partir de los 50 segundos y Roglic silbando a 6 minutos. Por delante tenía la última dificultad, la que conducía a meta, el Alto de las Abejas, de 3a, con 8,8 km al 3,9. Y con un gran premio, la etapa, el liderato y la opción de convertirse en el gran favorito. Y lo aprovechó.
El palo no iba a ser solo para Roglic, el menos inquieto, tal vez confiado en la remontada que le espera, de nada más y nada menos que 4:51 minutos, sino también para los aspirantes al podio, como Enric Mas, Joao Almeida y compañía, que estos sí, tienen un jaleo muy grande con el del Decathlon.