Las tribulaciones de un lebrijano en China

Las tribulaciones de un lebrijano en China
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 7 min lectura
Buenos días a todos desde Zhengzhou, aunque en España son siete horas menos y estaréis durmiendo. Cuando os levantéis, eso sí, ya estará nuestra aventura en nuestro reciente estrenado blog llamado 'Las aventuras chinas de un lebrijano'. Un espacio que servirá como enlace con mi tierra y mis paisanos en el que, además, pueda contaros las aventuras que un lebrijano como yo pasa en China.

Empecemos haciendo balance de mis primeros 30 días en la ciudad y en el club, el cual, por ahora, es bastante positivo. Es cierto que la cultura es bien diferente a la nuestra, pero hay que adaptarse a la mentalidad china cuanto antes, ya que estamos en tierras asiáticas y la mejor forma de ser feliz es lograr comprenderlos al máximo, aunque siga habiendo cosas que te choquen.

La primera barrera que nos encontramos es en relación a la comunicación, y no porque el chino sea muy complicado, que también, sino porque nos topamos con la dificultad que hay a la hora de intentar utilizar WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, Youtube€ Esas redes sociales están todas capadas por aquí, por lo que tienes que utilizar una app llamada VPN para poder acceder a estas redes que en España y en Europa están a la orden del día. Cuando entras en el país todo extranjero te comenta lo mismo:

- ¿Tienes Wechat?
- Sí, ya lo tengo.
- Ea, pues ya has dado el primer paso para vivir en China.

Wechat es una app que aquí se utiliza para todo: conversar como WhatsApp, publicar noticias o fotos como Facebook y pagar como PayPal. Por tanto, acostumbrarse al Wechat aquí es algo urgente.



En la ciudad ya he conocido a un grupo de personas latinas, gente que viene a lo que yo, a trabajar, lejos de su familia y que se están adaptando a la ciudad. Ya he conocido el bar Target, ZAXBBQ... Son lugares donde se congregan todos los extranjeros para compartir experiencias en sus lugares de trabajo y tomar unas cañas tan ricamente. En la ciudad no hay mucho turismo que hacer y en ella hay pocas personas que hablen ingles, ya que es una ciudad poco turística. Es lo que peor llevo, la verdad, ya que, como podéis imaginar, de chino sé poco aunque mi amigo Julien Escudé me dijera mil veces que si le hablaba en chino en los partidos, que no me entendía.

Lo que está bastante claro y todo el mundo sabe es el autentico caos que es el tráfico aquí. Aunque eso sí, dentro del caos, ellos se entienden.





En cuanto al club, el trato recibido es espectacular, están superatentos para que no nos falte de nada a los extranjeros del equipo. Muy serviciales en todo momento y procurando que nuestra estancia en la ciudad sea lo mas placentera posible. Aunque una cosa me chocó nada más llegar a la ciudad deportiva. ¡No hay utilleros! Me sorprende porque en Europa es normal que cada equipo tenga dos o tres utilleros, personas que preparan la ropa de entreno, la ropa para los partidos, las botas para jugar, las espinilleras, etc... Aquí, al llegar, te dan un macuto con varias mudas de entrenar, las medias de jugar y la ropa de viaje. Pues bien, la ropa de entreno debes depositarla en un cuarto de lavandería al que debes llevarla y al día siguiente recogerla para, luego, llevártela a tu habitación de la ciudad deportiva y volver a ponértela. En los partidos, por ejemplo, tú debes llevar un macuto con tus dos o tres pares de botas, tus espinilleras, medias, térmicas o calentadores y la ropa para calentar. El club solo lleva camisetas y pantalón corto. Algún aficionado al fútbol modesto dirá: 'Pues lo normal'. Pero en España, desde Segunda B a Primera, por ejemplo, todo ese tema lo lleva el utillero y el jugador nada más tiene que llevar su neceser para el baño.

De los dos partidos que he disputado aquí me han sorprendido varias cosas. Una de ellas es que después del primer partido en casa, en el que perdimos por 0-4, tuvimos que dar la vuelta de honor al campo para que afición y equipo se dieran las gracias mutuamente. Cosa que, como sabemos, en España no es normal, y menos después de haber perdido por tan abultado resultado. Tras el segundo partido, en el que ganamos por 1-0, imaginarse la fiesta. Era una autentica locura, se celebró igual que un titulo.

Otras de las cosas que me sorprendió es que, desde el momento en el que llegamos al campo, el estadio ya esta al 60% de ocupación y que desde que salimos a calentar ya está el 95% de los espectadores en la grada. Y por último, en cuanto al partido, me sorprendió que al término del mismo, los dos equipos y los árbitros deben ponerse al igual que al inicio es una misma fila para saludarse y desearse suerte. Es todo muy protocolario y ordenado para que no se escape ningún detalle.



En definitiva, un balance muy positivo en cuanto a todo, aunque con sus peculiaridades. Seguiremos conociendo cosas y viviendo experiencias nuevas que den calidad al estilo de vida propio. Os seguiré contando por aquí cómo me va la vida desde el otro lado del mundo, que por hoy ya está bien.

Saludos amigos.