En los tres meses que Bale acumula en Londres, su bagaje se resume en 509 minutos, nueve partidos y dos goles, uno de ellos de penalti.
La vuelta del hijo pródigo, el chico que se marchó en 2013 para ganar cuatro Copas de Europa y acabar saliendo por la puerta de atrás del club blanco no ha funcionado como se esperaba por culpa del mayor tormento de Bale, las lesiones.
El galés, al que le une al Tottenham un contrato de cesión hasta el verano, llegó lesionado, con un problema en la rodilla fruto de un encuentro con su selección. Este contratiempo le hizo perderse prácticamente el primer mes de competición, en el que se jugaron cinco partidos que Bale vio desde la grada.
Al tener muy definido el ataque el Tottenham, con dos piezas inamovibles como Harry Kane y Heung-min Son y la tercera opción de Steven Bergwijn, la necesidad de Bale no era urgente para un José Mourinho que no le hizo debutar hasta el 18 de octubre.
No fueron los mejores 18 minutos de la carrera de un Bale que además tuvo en sus botas la sentencia del partido.
Sí fue fijo en las alineaciones de la Liga Europa, para dar descanso a los titulares habituales en la Premier.
En la fase de grupos, jugó todos los partidos de titular, aunque no terminó ninguno, siendo sustituido siempre entre el minuto 50 y el 70, a excepción del duelo ante el LASK Linz en Austria, donde marcó su primer gol de la competición -de penalti- y se marchó pasados los 80 minutos.
Sin embargo, esta presencia en Europa, competición donde el propio Mourinho admitió no ver comprometidos a sus jugadores, no se ha trasladado a la Premier.
De los 12 partidos que podría haber jugado si hubiera estado sano, solo ha jugado tres, acumulando un total de 116 minutos -una sola titularidad- y un gol, ante el Brighton & Hove Albion que les valió el triunfo.
Aquel tanto le valió entrar en el once al encuentro siguiente, pero desde aquello ha vuelto a un banquillo del que no ha salido.
Sin problemas físicos, no estuvo ante Manchester City, Chelsea y Arsenal, tres de los grandes rivales del Tottenham, viendo el partido completo desde el banco, mientras que los dos últimos choques se los ha perdido por enfermedad.
Debería llegar eso sí a este fin de semana, cuando podría volver a tener minutos contra el Leicester City y comenzar a tener continuidad en un equipo que, hasta la fecha, lo está haciendo bien sin él.
Sea como fuere, los tres meses de Bale en Londres por ahora han dejado más sombras que luces. De la salud de su pierna zurda dependerá cambiar esta dinámica y quizás convertir lo que ahora mismo solo es cesión en algo permanente.
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