Desde el Servicio de Actividades Deportivas de la Universidad de Sevilla (SADUS) quieren demostrar que cuando se acude a sus instalaciones a hacer deporte, hay una serie de elementos que hacen muy fácil que se pueda desarrollar una actitud activa en el reciclaje.
Las botellas de agua con las que se acude a realizar una práctica deportiva son un claro ejemplo de comienzo. Según su composición, pueden tardar unos 450 años en desaparecer. Cambiar este tipo de recipiente por otro modelo de botellas que puedan ser reutilizables ayudaría a reducir el consumo de plástico, material que según algunos expertos nunca llega a desaparecer, sino que se convierten en contaminantes microplásticos.
Otro ejemplo es la fruta. Aunque parezca uno de los elementos más naturales que pueda existir, piezas de fruta de piel gruesa como naranjas o plátanos pueden tardar hasta 6 meses en desaparecer. Y es que, aunque existe la falsa creencia de que los restos de fruta son biodegradables, esto no es así ya que el tiempo de degradación de ciertas frutas puede causar efectos negativos en el entorno. Por lo tanto, depositar los restos en el contendor de orgánicos, los cuales se localizan en numerosos puntos de las instalaciones del SADUS, es una tarea muy importante.
En definitiva, dos elementos que están en el día a día de cualquier deportista, una botella de agua y una pieza de fruta, pueden suponer un perjuicio para el medio ambiente si no se le presta la atención que le corresponde. Desde el SADUS animan a hacer del reciclaje una rutina y acompañarlo siempre a la actividad deportiva.