Los últimos años han sido un paseo para Red Bull, que veía como no tenía competencia alguna en la Fórmula Uno y se llevaba los mundiales sin despeinarse. Sin embargo, este año cada vez están más nerviosos al ver que hay otro equipo que les puede superar. El mundial de F1 ya ha superado el ecuador y la tensión crece con cada carrera que pasa. Pero Red Bull está en un punto en el que monta un circo y le crecen los enanos, por lo que se temen lo peor para el final de temporada.
El Gran Premio de Italia ha disparado todas las alarmas en el garaje de Red Bull después de uno de los peores fines de semana de los últimos años. Max Verstappen sólo pudo ser sexto mientras que Checo Pérez cruzó la meta en la octava posición. La suerte que han tenido es que sus rivales tampoco estuvieron muy acertados. McLaren son sus perseguidores más cercanos, y tenían una oportunidad oro después de la mala clasificación de los austriacos. Pero no la supieron aprovechar debido a una lucha interna entre sus pilotos, que aprovechó Charles Leclerc para ganar en casa.
Sin embargo, pese a que al final hasta tuvieron suerte en el resultado, el último GP ha levantado muchas heridas en la escudería. Cada vez son más las dificultades de la escudería austriaca. Checo Pérez no cumple con las expectativas del equipo, uno de sus pilares fundamentales como es Adrian Newey se marcha, y su monoplaza no es tan fuerte e imbatible como años atrás.
El piloto neerlandés es el actual líder del mundial, y con diferencia sobre el segundo, pero a medida que pasan las carreras empieza a incomodarse cada vez más. Verstappen, que lleva años siendo invencible, ve como su dominio en el Gran Circo puede acabar, y su frustración la paga con su propio equipo. "Si seguimos así, perderemos los dos campeonatos. Puedo motivar al equipo, está claro. Pero lo que no pueda hacer es diseñar el coche" afirmaba el tricampeón mundial después de la carrera.
Estos nervios y tensión están más que justificados debido a sus últimos resultados. El de Países Bajos ganó 7 de las primeras 10 carreras, con la misma superioridad a la que está acostumbrado. Sin embargo, en los últimos seis circuitos sólo ha subido al podio en dos de ellos. Los problemas se acumulan en los garajes del equipo. Si la situación sigue así, cada vez habrá más fracturas en el equipo dirigido por Christian Horner y esto es lo que puede generar que a final de año se acabe su dinastía.