El año de Aston Martin no está siendo para nada lo que esperaban, tanto ellos como equipo como Fernando Alonso como piloto. Tras una primera temporada juntos que empezó como un sueño, tanto para el asturiano, que venía de unos años duros en Alpine, y de repente se encontró con el segundo mejor coche, logrando podios de forma asidua y teniendo opciones de victoria; pero fue un espejismo, porque pronto empezaron los problemas, y mientras iban avanzando el resto de rivales, como Ferrari, McLaren o Mercedes, los de Silverstone se quedaron atrás, y en la segunda parte de la campaña acabaron más cerca de la parte baja que de la alta.
No obstante, pronto se centraron en lo siguiente, es decir, 2024, pensando en que si desarrollaban un buen prototipo, tendrán opciones de volver arriba, mientras que no les iba a dar para seguir mejorando. Pero nada más lejos de la realidad, ya que llegaron a Bahrein con un coche mediocre, que corría los sábados, pero los domingos iba muy mal. A Fernando Alonso no le quedan muchos años en el 'Gran Circo', y no es bueno verlo sufrir, por era lo que hacía fin de semana tras fin de semana, sufrir y esperar un milagro que no estaba cerca de llegar.
De hecho, los buenos resultados que se conseguían eran gracias a 'trucos de magia' del bicampeón español, que es un especialista en sacar más de lo que tiene un coche. No obstante, sabían que no estaban aprovechando el potencial que había, y por ello se lanzaron a plantear novedades que ayudaran al ovetense y a Lance Stroll. El trazado elegido era Imola, pero lejos de salir bien, hicieron el coche peor aún, mientras que en Canadá, uno de los circuitos que mejor les viene, apareció la lluvia, y gracias a eso Alonso sacó un gran sexto puesto.
Por ese motivo, los de Silverstone han elegido el Gran Premio de España, en Barcelona, dentro de semana y media, para sacar todo el arsenal y llegar con un monoplaza muy renovado. Según han develado en la Cadena Cope, todo se va a centrar en el suelo, con la idea de enmendar los errores del GP de la Emilia Romaña, cuando el coche era muy muy difícil de conducir. Eso sí, pese a que pueda sonar esperanzador, desde el propio equipo reconocen que aún con esto, el de Montmeló es un trazado que les viene muy mal, por lo que la verdadera vara de medir son los próximos grandes premios, como Austria o Gran Bretaña.