José Castro: sentimiento contra millones extranjeros

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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José Castro: sentimiento contra millones extranjeros
El presidente del Sevilla F.C., José Castro, y Monchi, director deportivo. - Joaquín Adorna (@JoaquínAdornaED)
No es eterno presidente, ni lo pretende. Aquellos gritos al pretensioso Benavente, seguramente, no enseñaron nada al actual presidente del Sevilla F.C. Sencillo y rodeado de gente inteligente y competente. Todo acaba en ente. Entidad, en la segunda acepción de la RAE: colectividad considerada como unidad. Pepe Castro. Don José Castro, como muchos le nombran por respeto sin petición expresa, es el eslabón primero de esa unión contra quienes anteponen la individualidad al grupo.

Pasó Del Nido. Y Pepe Castro tomó el testigo con la templanza que, para muchos, era el mayor de sus enemigos. No le ha hecho falta levantar la voz. Él va en su senda, en su recto camino. Sin prisas, despacito. Con el talante de un caballero y los principios tallados en acero. Es hombre de paz si no hay quien se empeñe en romper el consenso. Su mandato está bañado de la plata -mucha plata- de la humildad. Se puede gobernar con la palabra sincera. Con palabras reconquistó a Monchi, a quien sedujo clavándole la Roma invertida. La Roma italiana es amor sevillano -o gaditano, qué más da- al Sevilla F.C.

Pepe Castro escucha, qué gran virtud. Y oye los puñales que le rozan las espaldas mientras encuentra escuderos que le protegen con lealtad. Hasta la sangre de sangre enemiga rehúsa cualquier atisbo de traición. En la gloria, modestia. En la dificultad, grandeza para aprender y rectificar. Sin altares ni elogios comprados. Sin propaganda barata. Cimientos sólidos de años que no montan castillos de arena ni casas por los tejados.

Pepe Castro sacará adelante otra Junta de Accionistas con el ridículo del 0-4 ante el Chelsea todavía en el cuerpo, pero con el orgullo de presidir un club que, con alma propia sevillana -un Sevilla muy sevillista-, esquiva huracanes foráneos y navega holgado entre los mejores clubes de Europa.

Hay guerra interna y silenciosa tapada por los éxitos deportivos, la única verdad y el gran aval de un presidente tan ambicioso como optimista. Hoy, el futuro del club está y sigue en las firmes manos de Pepe Castro y en los corazones aliados que ha sabido aglutinar y que, de momento, anteponen sentimientos a millones extranjeros.