Sergio Ramos es un reconocido amante del flamenco. Afamadas son sus constantes apariciones con la Niña Pastori, Canelita o Los Yakis. No es ninguna mentira de hecho que el de Camas llevaba la voz cantante del vestuario del Sevilla FC, en sentido literal y en el otro también. Precisamente, una oda a ese flamenco-pop al que tanto hace gala el que otrora fuera capitán del Real Madrid, de la Selección y del club de sus, (permítanme ponerlo en duda unos instantes antes de continuar con este renglón) amores, la entonan Pedro Peña y Manuel Hernández. Para los que no los conozcan a bote pronto, juntos formaron una dupla de ensueño en Algiva y entonaron una canción que en días como hoy brotan en mi cabeza. Y más con un "pirata que no teme el dolor".
El que un día resplandeciese como un verdadero navío de línea del Siglo XVIII naufraga hoy como una lancha a pedales sin rumbo alguno. Ese barco, teñido de rojo y blanco, que alardeaba de tesoros de plata de Europa League en las dos primeras décadas de los 2000, ha sufrido numerosos abordajes recientemente de piratas que buscan saquear la entidad. Piratas de todo tipo y nacionalidad que buscan aprovecharse de la maltrecha situación económica y deportiva por la que atraviesa esa nave a la que otrora rehuían hasta los tiburones más grandes.
Precisamente, el pasado 4 de septiembre de 2023, asaltó la embarcación uno de los piratas más peligrosos. Un 'Pirata de Bokita', esa que con los años comenzó a educar, disfrazado de rojiblanco, y que durante un año trató de engañar a toda la tripulación con su sevillismo incuestionable. Ese pirata es Sergio Ramos y ahora bien podría dedicarle a Del Nido o Víctor Orta, a quienes un día embaucó con su larga melena y su amplio palmarés, unas líneas que rezan así: "Teniendo una barquita y tu el tesoro de mi amor, soy pirata de boquita porque llevas el timón".
Se hunde el barco. El viaje del Sevilla se encuentra en uno de los puntos más desconcertantes y oscuros de su historia y ahora, cuando más necesita un marinero veterano que conozca el salvaje mar, este ha decidido hacer sus maletas y emprender un viaje particular. Una decisión dolorosa para el club y su gente, y para remeros como Jesús Navas, que hastiados y sin fuerzas levantan las manos clamando auxilio.
En el día de su despedida, Sergio Ramos jugueteó con un periodista rematando, como no podía ser de otra forma, con una referencia musical, el que quizás fuera el mensaje de amor hacia el Sevilla, su Sevilla, más frío de todos los tiempos. "Hay amores que matan y hay amores que duran toda la vida", decía el camero. Sí, pero el barco que se hunda, que él se va con los cantes a otra parte.