Aitor Torvisco6 min lecturaLas sensaciones que paladea José Luis Mendilibar cuando escucha el nombre del Sevilla FC son bastante agridulces. Cuando recibió la llamada de Monchi, hace justo dos años en un parón liguero de finales de marzo, el de Zaldívar estaba en el paro tras descender con el Deportivo Alavés y sin ver nada claro el siguiente paso. Tal vez un equipo puntero de Segunda, quizás esperar por si se movía alguna silla de la parte baja de Primera... Llegó a Nervión a falta de 12 jornadas con la misión de salvar del descenso a un equipo a la deriva. Y no sólo cumplió con ese cometido, sino que además ganó la UEFA Europa League más difícil de las siete que hay en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán: Manchester United, Juventus y Roma. Literalmente, al club no le quedó más remedio que ofrecerle la renovación, una decisión más forzada por aclamación popular que por convencimiento; sobre todo porque entre que negociaron y firmaron, se fue Monchi de la manera que todos saben y llegó Víctor Orta.
Con el madrileño como nuevo director deportivo, 'Mendi' nunca tuvo conexión. Rozó la proeza en la Supercopa de Europa llevando el duelo ante el Manchester City a la tanda de penaltis, pero la confianza era tan mínima que a poco que a la octava jornada (8 puntos de 24) le echaron a la calle de malas maneras; aunque gracias a la repercusión de su gran trabajo en Nervión le surgió la aventura en el Olympiacos, donde volvió a ganar un título europeo con la Conference League 2024. Desde esa experiencia tan agridulce que ha repasado en una entrevista concedida al programa 'El Pelotazo' de Canal Sur Radio, el veterano técnico ha mostrado empatía con García Pimienta y con cualquier entrenador que pase por ese banquillo. Siempre habla claro y no ha dudado en señalar a los despachos del Sevilla FC. A su juicio, ahí están los culpables. El catalán se quejó del mercado invernal y a la directiva le sentó como un tiro; pero no es el primero que pide una cosa y le dan otra... o directamente nada.
Mendilibar dejó claro que, aunque no acabó bien con la directiva, siempre le va a estar agradecido al Sevilla FC, porque le debe el salto que ha dado su carrera cuando casi no lo esperaba: "Hasta que llegué allí, parecía que solo podía competir por salvar la categoría. La mentalidad que tiene este club, por todo lo que ha ganado, nos la contagió. Después llegamos a Grecia, a un equipo acostumbrado a ganar, y aquello nos sirvió mucho". "Cuando llegué a Sevilla, aunque estaba casi en descenso, teníamos muy buenos futbolistas. Me ayudé de ellos para crecer yo también. Es lo que gané allí, saber jugar cada tres días, llegamos allí y había que preparar los partidos en dos días. Eso también te hace ser mejor entrenador", recordaba el vasco antes de sacar los dardos.
El actual técnico del Olympiacos recordó que él llegó a Eduardo Dato para suplir a Jorge Sampaoli, que había sido destituido al poco de llegar para suplir a Julen Lopetegui, y a su vez él mismo cesó para dejar paso a Diego Alonso, primero, a Quique Sánchez Flores y, ahora, a Xavier García Pimienta. Cinco entrenadores, cuatro de ellos salieron mal y está por ver el quinto; dos directores deportivos, ya se sabe lo que pasó con Monchi; y dos presidentes, tras el pactado relevo entre José Castro y José María del Nido Carrasco en poco más de dos años. Fue ahí, a la hora de valorar las críticas que está recibiendo el actual míster nervionense cuando se vio al Mendilibar más ácido.
"No me sorprenden (las críticas a Pimienta). Cuando yo llegué era el tercer entrenador y cuando me fui llegaron otros dos. El técnico tiene su responsabilidad, pero normalmente no es el que hace el equipo. Cuando tantos entrenadores fallan, igual alguno falla también más por ahí", espetaba con tanta ironía como contundencia, admitiendo su total falta de sintonía con Víctor Orta. "Rara vez firmas sin saber lo que te van a dar, pero yo pedí un zurdo para jugar por la izquierda y me trajeron a Lukébakio".
"Yo fui el que más le aproveché, es un buen futbolista. Jugó y nos dio goles en el poco tiempo que estuvimos, pero nosotros pedimos una cosa y nos trajeron otra. Yo no estaba en su contra, sólo quería un zurdo para la banda izquierda. Te dicen 'Éste juega por la izquierda y tal'... No, mira, juega en la derecha o por dentro; en la izquierda, son cuatro veces contadas", comentaba, haciendo también autocrítica por no confiar en el canterano Isaac Romero: "Su rendimiento nos ha sorprendido a todos".