El colegiado Miguel Ángel Ortiz Arias no gana para disgustos y los equipos a los que les pita, menos aún. Ya dio muchísimo que hablar en la jornada 33, en el encuentro entre Athletic Club y Real Betis en San Mamés, en el que fue salvado por el VAR hasta en dos ocasiones después de pitar penalti de Juan Miranda por un balón que le dio en la espalda y de dejar sin sancionar una dura patada al tobillo de Borja Iglesias por parte de Dani Vivian (expulsado luego). Con esa polémica tarjeta de presentación, el árbitro madrileño dirigió el choque de este pasado domingo entre el Real Valladolid y el Sevilla FC (0-3), donde sumó una amplia lista de acciones polémicas y montó otro lío hasta el punto de tener que reconocerle al técnico local, Paulo Pezzolano, que se había equivocado y había perjudicado gravemente al equipo blanquivioleta cuando el marcador del estadio José Zorrilla estaba 0-0.
La mayor polémica se produjo cuando Ortiz Arias decretó el final del primer tiempo justo en el momento en el que Sergio Escudero iba a enganchar un disparo lejano que acabó en gol. Habría sido el 1-0 para el necesitado conjunto vallisoletano, que acabó perdiendo por 0-3 y se queda muy tocado, al filo de los puestos de descenso a Segunda. Era el minuto 45+5' y el madrileño había ordenado añadir cuatro a la primera mitad. Sin embargo, permitió sacar un córner a favor del equipo local fuera de tiempo -segunda vez que le pasa esto al Sevilla FC tras el gol de la Juventus en el 97'- y también dejó el posterior rechace en la frontal que Monchu estrelló contra un defensor nervionense. El balón le volvió a caer a Escudero, pero el árbitro no le vio armar el disparo que acabó en gol y pitó el descanso ante la indignación generalizada.
Todo el graderío del estadio pucelano estalló de indignación, Escudero se llevaba las manos a la cabeza y el técnico, Paulo Pezzolano, tenía que salir a la carrera para que sus hombres no empeorasen más la situación. No le dio tiempo de evitar que su preparador físico, Gonzalo Danilo Álvarez, fuese expulsado "por entrar al terreno de juego corriendo con actitud intimidatoria" hacia su persona y gritándole "a escasos centímetros" de su cara "Sos un hijo de puta, sos un hijo de puta", según redactó en el acta el propio Ortiz Arias, quien era consciente de que la había vuelto a montar y había perjudicado gravemente al Valladolid. Así se lo reconoció al propio Pezzolano.
Según destaparon unas imágenes exclusivas de #Vamos, canal de Movistar+, Ortiz Arias se acerca a Pezzolano justo antes del inicio de la segunda mitad para pedirle disculpas en varias ocasiones. En el tiempo de descanso había podido ver repetida la acción y el madrileño pide perdón al Valladolid por un claro perjuicio. "Me he equivocado yo, la realidad es que yo me he equivocado", se lee en sus labios con total nitidez, ante lo que el técnico blanquivioleta opta por mostrarse conciliador y aceptar el arrepentimiento del trencilla. No lo entendió igual el presidente, Ronaldo Nazario, que usó sus redes sociales para rajar de lo lindo, y tampoco el autor del gol anulado, un Sergio Escudero que seguía sin entender nada al término del choque contra su exequipo, cargando contra el árbitro y siendo contestado luego por Mendilibar.
"En la primera mitad, el Real Valladolid fue superior, pudo marcar, ya que se dieron ocasiones claras de gol, pero la jugada del tanto anulado a Escudero antes del descanso marcó un antes y un después. Pido disculpas por lo que pasó luego, pero resulta muy difícil gestionar la tristeza y la frustración que se adueñó del equipo en el descanso, ya que a nadie le había pasado esto. Mi objetivo fue tratar de que se olvidaran de ello y empezaran de cero en la segunda mitad", explicó Pezzolano en rueda de prensa, asegurando que el vestuario estaba "indignado y triste" porque los errores arbitrales "están costando mucho" y, aunque confirmó que el colegiado le pidió perdón y admitió el error, no hubo forma de que los jugadores olvidaran lo acontecido.
Sin embargo, la polémica no acabó ahí. Como en Bilbao, Ortiz Arias tuvo que ser salvado por el VAR en dos ocasiones, ya que en la segunda parte anuló por fuera de juego los dos primeros tantos del Sevilla FC, obras de Rafa Mir y el Papu Gómez, pero luego las cámaras demostraron que ambos se encontraban en posición legal en el momento de rematar.
En la expedición nervionense, además, acusan al madrileño de haber querido compensar su error en el 0-1 al mostrarse bastante riguroso en un gol anulado a Loïc Badé, ya que el francés salta límpiamente en un córner y sólo se apoya ligeramente en la espalda del rival en su caída, ya después de conectar un certero cabezazo a la red. Eso sí, el central visitante bien podría haberse ido a la calle en la primera mitad, en una acción de último hombre en la que derriba a Laryn, pero el canadiense se levanta y se dirige a portería, ayudándole a indultar al sevillista. No gana para disgustos.