El problema de la Real Sociedad para acertar con delantero de nivel no es normal. Carlos Fernández, Sadiq Umar, André Silva o Orri Oskarsson son apenas los ejemplos más claros de lo difícil que resulta acertar con lo más importante de un proyecto, el gol, cuando además se tiene una plantilla que aspira a mantenerse en Europa tantos años y lograr algún título dicho sea de paso.
Tras un año con una delantera donde entre Carlos Fernández, Sadiq y André Silva sumaron 10 goles, era más urgente que nunca encontrar un delantero contrastado y fiable pero Roberto Olabe quiso apostarlo todo a una joven promesa islandesa de 20 años, Orri Óskarsson, por el que se pagaron 20 millones de euros al Copenhague, el fichaje más caro de la historia de la Real junto con Sadiq y que de momento, no ha demostrado más que sus tres antecesores.
Y mientras tanto, Imanol Alguacil que hace lo que puede con una plantilla donde su delantero más fiable sigue siendo un futbolista que él ha tenido que reconvertir a '9' porque si no, todo lo conseguido en los últimos años hubiera sido imposible. El de Orio es el verdadero artífice de la gran plantilla que ha sabido competir todos estos años, incluso en esta 24/25, pese a los evidentes problemas de gol persisten y que este verano perdieron a una pieza clave en el juego txuri urdin como Mikel Merino.
La Real todavía está a tiempo de solucionar el problema de la delantera. Sigue muy vivo en las tres competiciones, con los objetivos en pie y las ilusiones intactas pero es evidente que necesita un salto de calidad en la delantera. Óskarsson quizá vaya a ser un gran delantero, pero no es el goleador de Imanol Alguacil. El míster necesita rendimiento inmediato y desde arriba están obligados a concedérselo después de todos estos años pero si hay algo que verdaderamente es más importante que encontrar un delantero es precisamente cerrar la renovación de Imanol Alguacil.
El míster acaba contrato a final de temporada y no habría mejor golpe de efecto que la ansiada renovación de su contrato pero no por un año, ni dos, ni tres, sino vitalicia. Imanol sigue pasando palabra cuando le preguntan en las ruedas de prensa y eso es lo que de verdad asusta a la afición, que ansía más que nadie la continuidad de su técnico. Por todo ello, por todo lo que ha tenido que aguantar el bueno de Imanol, él debería ser el primer fichaje de enero. Es la piedra angular del proyecto y no habría un mejor último servicio de Roberto Olabe a la entidad donostiarra antes de marcharse cuando acabe la temporada.