Esta 2023/2024 no ha sido una temporada sencilla para Álvaro Odriozola, más bien lo contrario, a pesar de haber cumplido su gran sueño de volver a la Real Sociedad. A falta de tres partidos para que acabe el curso de su regreso a casa, el lateral derecho donostiarra sólo suma 634 minutos en 13 partidos por culpa de las constantes lesiones que le obligaban a parar cuando más cerca estaba de pillar ritmo de competición. "Siendo un niño", se fue en 2018 al Real Madrid por 32 millones de euros y ha vuelto por sólo 3 kilos, "hecho un hombre" tras sus cesiones en clubes como la AC Fiorentina italiano y el FC Bayern de Múnich. Pese a ello, admite ser consciente de que "mucha gente duda" de su capacidad para recuperar su máximo nivel y de que aún hay muchos detractores de su fichaje, pero tiene muy claro que sus planes pasan por convencer a todos de que se equivocan, prepararse bien en la pretemporada que el año pasado le faltó y seguir disfrutando del lujo absoluto de ver a su abuela en la grada, algo que hace que anteponga Anoeta al Santiago Bernabéu, el Allianz Arena, el Artemio Franchi... Es más, asegura que cambiaría todos los títulos que ha ganados estos años por levantar uno con el club 'txuri-urdin'.
"Esta temporada ha sido muy frustrante para mí en el plano personal, sobre todo en lo físico, que es básico en mi juego. Ha sido una lucha constante contra mi cuerpo, en la que he tenido que ir ganando pequeñas batallas, hasta encontrarme ahora mismo, por fin, en mi mejor momento. Ahora mismo me estoy acercando a mi mejor versión", explica Odriozola en una entrevista con el diario Marca, en la que admite que, en cierto modo, le ha pasado factura el temido látigo de Imanol Alguacil. De hecho, no es el primer jugador de la Real Sociedad que se queja de los agotadores entrenamientos del siempre exigente técnico de Orio.
"La Real de Imanol es el equipo que más entrena de Europa, pero esa es una de las claves de su éxito. El nivel y la exigencia que me pide Imanol sé cual es y para llegar a ella estoy en unos niveles de profesionalismo que nunca había alcanzado. Me cuido el doble o casi el triple que antes, estoy totalmente convencido de que, con una pretemporada que no tuve, además pendiente de si se hacía o no mi vuelta aquí, voy a dar mi mejor versión", explica, al tiempo que celebra la estabilidad en el banquillo: "Eso da sentido a todo, hace creer en un proyecto. Fue él quien me puso de lateral derecho, el que creyó en mis virtudes para jugar ahí y sé que hizo mucho para que volviera. Me encanta que me exija como lo está haciendo. Tiene que ser un orgullo que uno de Orio sea el patrón de esta Real, ojalá que lo sea para muchos años".
Además del aspecto físico, Odriozola admite que se autopresionó mucho por su vuelta a casa, pero ahora se siente fuerte: "Es el club de mi vida y yo mismo me puse mucha responsabilidad por lo que supone jugar delante de mi familia, amigos, además de demostrar que estoy aquí porque lo merezco, pero sinceramente creo que ha sido más un tema físico. "Las mayores ilusiones que tengo en la vida son volver a triunfar en la Real y ganar un título con la Real. Lo voy a hacer, que nadie tenga ninguna duda. Sé que hay gente que duda, pero que tengan claro que se va a volver a ver al Álvaro que se fue. Y no sólo eso, te diría que mucho mejor que el se se fue. Además, va a ser muy pronto", añadió el carrilero de 28 años, que tiene contrato en Donosti hasta 2029.
De otra parte, Odriozola negó que se fuese del Real Madrid con una espina clavada. Asume su realidad allí con orgullo y explica que se marchó con la conciencia tranquila: "Yo lo di absolutamente todo lo que tenía en mi cuerpo y mi mente para hacerlo bien allí, pero no se dio. El Madrid se convirtió en una especia de quimera, porque tratas de triunfar y no lo puedes conseguir". "Nunca se sabe, pero estar aquí, en casa, jugar delante de mi abuela no tiene precio, no hay nada mejor. He jugado en el Bernabéu, en el Allianz y en otros campos muy grandes, pero jugar delante de tu gente, de tu familia, de tu afición, no tiene precio. El otro día cuando me cambiaron... se me pone la piel de gallina al recordarlo. Después de todo lo que he pasado, no hay nada más gratificante que la ovación que me dio la afición".