La lesión sufrida por la colegiada asistente Guadalupe Porras Ayuso durante el Betis - Athletic Club de Bilbao le va a costar mucho más de una gran herida y un fuerte golpe, ya que la trencilla internacional no va a poder dirigir la Copa Libertadores Sub-20 en la que iba a estar presente junto a Guillermo Cuadra Fernández, quién va a actuar como árbitro principal e Ivan Massó Granado, que va a participar como el otro asistente. Lo que le va a privar de una experiencia internacional de primer nivel, como las muchos que ya ha vivido en su extensa carrera.
El Comité Técnico de Árbitros (CTA) confirmó este viernes la ausencia obligada de la extremeña, además de anunciar que será sustituida por el asistente internacional Diego Sánchez Rojo. La de Badajoz aprovechó la nota para agradecer las muestras de cariño y de interés de todos los clubes e instituciones del mundo del fútbol desde el incidente del pasado domingo, que junto a los aficionados se volcaron en transmitirle su apoyo tras una imagen que dejó petrificados a todos en el Villamarín, además de todos los que lo veían por televisión, donde se generó un momento muy tenso, ya que en los primeros minutos no se supo muy bien lo que había pasado.
La asistente tuvo que dejar de dirigir el partido de la última jornada de Liga, tras sufrir un fuerte traumatismo facial con herida por un choque con un cámara de televisión en la banda durante el mismo, que le obligó a ser trasladada a un hospital de Sevilla, donde ese mismo día se sometió a una intervención para suturar la herida de la cara que salió bien y ya se recupera en su casa, en busca de volver lo antes posible a la competición, donde es una de las asistentes más reputadas.
Si en España todo han sido buenas gestos, en Italia se ha desatado una ola brutal de machismo y misoginia. La Gazzeta Dello Sport subió una publicación a instagram anunciando lo que había pasado y eso generó muchos comentarios brutales hacia la española, que incluso obligaron al medio a bloquear las respuestas y a subir un comunicado propio en el que se quejaban de la situación y pedían respeto y comprensión. Una muestra más del largo camino que queda por delante para acabar con la lacra del machismo en un deporte cada vez más abierto como el fútbol.