Jorge Sampaoli se libró de la destitución de milagro tras un inicio con el Flamengo desastroso, en el que no ganó un partido de Liga en el primer mes de competición. La mejoría de los resultados había hecho reforzar su imagen en el Mengao, que parecía idílica pese a que desde el principio tuvo que afrontar el problema de tener que elegir entre Pedro y Gabigol, algo que tarde o temprano sabía que le traería problemas. Sus palabras de los últimos días elogiando al club de Río de Janeiro en contraposición al Sevilla así lo indicaban. Pero todo se ha desatado en su contra en las últimas horas hasta el punto de pender su cabeza de un hilo.
Su preparador físico, Pablo Hernández, agredió en el último partido al delantero Pedro después de que éste se negara a seguir calentando. Eso ha desatado una ‘guerra’ entre la plantilla, que se puso de parte del jugador, y el técnico argentino, junto a sus ayudantes. Según publicaba ESPN Brasil, los futbolistas habían pedido la salida inmediata de Sampaoli y de su cuerpo técnico.
Ante esto, Sampaoli ha salvado, al menos por ahora, la situación con una reunión de urgencia con la cúpula del club y el despido de Pablo Hernández y de su hijo Marcos, que también trabajaba en el Flamengo.
El ex del Sevilla FC rechazaba, en un comunicado, la "violencia", que "no lleva a ninguna parte" y pasaba página tras la destitución de sus ayudantes. "Me duele mucho cuando dos compañeros de trabajo se pelean. Más que la violencia. Los entrenadores no sólo trabajamos la táctica y la preparación de los futbolistas. Sobre todo, trabajamos para gestionar grupos. Intentamos mejorar y cuidar a las personas. No he dormido pensando en cómo ayudar a Pedro y Pablo. Sé que ambos han pasado una noche terrible. Y que, pase lo que pase, tenemos la obligación de cuidarnos los unos a los otros. De cambiarnos. De unirnos. Para ser mejores. Y para poner al Flamengo en lo más alto", añadía el de Casilda.
El propio Pablo Hernández narraba cómo ha sido el desenlace y mostraba su arrepentimiento. "Podría comenzar estas palabras de mil maneras, pero la única que realmente tiene sentido es pedir disculpas. A Pedro, a los colegas, a los trabajadores y al Flamengo. (...) Entré al vestuario muy enojado y con ganas de resolver inmediatamente la situación y lo hice de la forma equivocada... Me sentí muy afectado por una situación y reaccioné de la peor forma", dijo Fernández.
Y por otra, un Pedro que no dudó en culpar a Pablo Hernández, pero no pudo ocultar su enemistad con Jorge Sampaoli, con el que es suplente habitual y con el que apenas ha jugado los cuatro últimos partidos, que fue el detonante de que el jugador dejara de calentar cuando vio que no iba a estar entre los cuatro primeros cambios ante el Atlético Mineiro.
"Podría estar aquí hablando de los pocos minutos de los últimos partidos, pero lo que pasó hoy fue peor que lo que podría pasar dentro de las cuatro líneas. Cobarde, sin razón e inexplicablemente, fui atacado con un puñetazo en la cara por Pablo Fernández, miembro del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli. La cobardía física ha superado la cobardía psicológica que he sufrido durante las últimas semanas. Alguien que se siente con derecho a atacar a otro no merece el respeto de nadie. He pasado muchas dificultades aquí, pero nada se compara con lo sufrido hoy", confirmó en sus redes sociales.
El futbolista presentó una denuncia ante el juzgado y también declaró el agresor. La vía judicial seguirá por su lado y tendrá su castigo. En cuanto a la deportiva. Sampaoli, por ahora, sigue. Su preparador físico ya está fuera. Y habrá que ver si el club toma alguna medida contra Pedro por su indisciplina.