Un exjugador más que se anima al mundo de la pizarra, los banquillos y las noches en vela. A Cesc Fábregas le he encantado su primera experiencia como entrenador en el filial del Como italiano (sub 19), club donde colgó las botas como futbolista, y ahora tomará las riendas del primer equipo.
De esta forma, el catalán vivirá su primera aventura profesional tras retirarse la pasada campaña de los terrenos de juegos habiendo disputado 17 partidos con la camiseta del dicho equipo.
La noticia ha cogido un poco por sorpresa a los aficionados porque ayer ganaron en el estadio de Ascoli y, por ahora, el equipo marcha sexto en la tabla clasificatoria, en posiciones de play-off y a solo dos puntos del tercero. Eso sí, a 6 puntos del Venezia y a 9 del Parma, los dos equipos que están en puestos de ascenso directo a la Serie A.
Sin embargo, la decisión ya estaba tomada por la directiva de la entidad antes de este último encuentro y han confirmado la destitución del técnico Moreno Longo, quien llevaba al frente del equipo desde septiembre de 2022 y había conseguido sumar siete de los últimos nueve puntos disputados.
Los rectores del club confían en Cesc Fàbregas para dar el salto a la Serie A. Y eso que con el filial sus números no estaban siendo del todo bueno. Hasta la fecha había logrado 12 puntos en ocho jornadas.
Cabe recordar que el exjugador del FC Barcelona y Arsenal, entre otros, también es accionista del club. En un primer momento, sus planes eran jugar dos temporadas y, luego, comenzar en los banquillos, pero todo el proceso se está acelerando a marchas forzadas.
De esta manera, su estreno como entrenador profesional tendrá lugar contra el Feralpisaló, colista de la Serie B, el próximo 25 de noviembre.
En una de sus últimas entrevistas, en La Vanguardia, Cesc confesaba que se encontraba totalmente adaptado a su nueva vida: "Quería que la transición jugador-entrenador fuera rápida'. Digamos que no echo de menos ser futbolista. Ese sufrimiento de levantarme por la mañana, poner los dos pies en el suelo y preguntarme: ‘¿Cómo estoy hoy? ¿Puedo entrenar? ¿Puedo jugar? Lo único que me motivaba era el partido. Ahora de entrenador estoy disfrutando".
Antes de marcharse a Italia para colgar las botas, Cesc declinó varias ofertas saudíes. Los problemas físicos le impidieron cumplir el contrato que tenía de dos años, porque le llegaron a afectar anímicamente: “Lo pasé mal. Podía haber aguantado un año más, pero ya no disfrutaba. Los entrenamientos en Italia son de mucho correr, no tanto de conceptos futbolísticos, y se me hacían larguísimos. No encajaba con mi mentalidad y me iba quemando”.