Boca Juniors y Fluminense, finalistas de la Copa Libertadores, y las federaciones de fútbol de Brasil y Argentina acordaron este viernes hacer un llamamiento conjunto a los hinchas para evitar nuevos disturbios como los ocurridos el pasado jueves en Río de Janeiro. Finalmente y tras el acuerdo alcanzado en una reunión celebrada entre los máximos representantes de los clubes, las federaciones y de la Conmebol, el partido se jugará con público, al tiempo que se ha decidido reforzar el dispositivo de seguridad ante los tristes acontecimientos.
"Tratándose de dos clubes con un enorme arrastre popular, se hace indispensable extremar las precauciones para evitar los desbordes y minimizar todo lo posible el contacto entre las hinchadas", afirmó la Conmebol en un comunicado.
Sin embargo, de poco o nada va a servir los mensajes de dichos clubes a sus aficiones, porque la barra brava de Boca también ha lanzado el suyo viendo lo que pasó ayer en la playa de Copacabana y ya está circulando a través de las redes sociales como la pólvora. Buscarán a los de Fluminense en cuanto aterricen.
Mientras tanto, la Policía de Río de Janeiro detuvo a seis hinchas argentinos del Boca Juniors y uno brasileño acusados de causar "lesiones corporales" durante dichos disturbios. El enfrentamiento comenzó cuando seguidores del club carioca atacaron el lugar donde estaban concentrados los hinchas del equipo de Buenos Aires.
Tras los incidentes, el gobierno regional anunció que reforzará con 2.400 nuevos agentes la seguridad en el barrio de Copacabana y en el estadio de Maracaná donde se celebrará la final este sábado.
Pero la gran amenaza no son estos videos, sino los 100.000 argentinos que se calcula que se congregarán en tierras brasileñas, la mayoría sin entradas. Maracaná sólo tiene capacidad para 78.000 espectadores, por lo más de la mitad de la hinchada de Boca estará por los alrededores del estadio. Debido a ello, se ha decidido cerrar la Fan Fest que estaba preparada en Copacabana para los visitantes.
Globo Esporte anunció la posibilidad de que la finalísima se disputase a puerta cerrada incluso, pero finalmente han optado por disputarla con público para no empañar más la imagen del torneo. A falta de un día para que eche el balón a rodar en Maracaná con Fluminense y Boca como testigos, todo hace presagiar que los protagonistas esta vez volverán a estar en las gradas y en las calles de Río de Janeiro.