LA CRÓNICA

Sevilla 1-1 (4-1) Roma: Montiel entra también en la historia nervionense

Con Bono como héroe antes, un penalti que tuvo que repetirse, tras haberlo detenido un adelantado Rui Patricio, permitió al 'Cachete' abrochar una temporada para el recuerdo, pues convirtió las penas máximas que dieron el tercer Mundial a la Albiceleste y la séptima Europa League a los nervionenses; así lo vivimos y lo contamos minuto a minuto

Sevilla 1-1 (4-1) Roma: Montiel entra también en la historia nervionense
Los jugadores del Sevilla FC estallan de júbilo tras marcar Montiel el cuarto penalti. - UEFA
Óscar MurilloÓscar Murillo 13 min lectura
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Finalizado1 - 1

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El Sevilla FC, en una de sus peores temporadas de los últimos años en LaLiga hasta la llegada de José Luis Mendilibar, ganó este miércoles su séptima Europa League, por lo que jugará el próximo curso de nuevo la Champions. Su leyenda en la segunda competición continental (las siete veces que llegó a los cuartos se plantó en la final y se llevó el título) pudo más que el poderío de Mourinho, que hizo todo por aumentar el pleno hasta ahora (5 de 5) en estos días decisivos, pero que no pudo con el tino de Bono en las tandas de penaltis (paró uno y se alió en otro con el poste) y con el pacto con los dioses de Montiel, héroe con Argentina en diciembre pasado y de los nervionenses este 31 de mayo, 1 de junio ya por todo lo que se alargó con cambios, lesiones y pérdidas de tiempo. Abrió el marcador Dybala, que estaba para una hora larga y de inicio; lo igualó un autogol de Mancini al poco de la reanudación; y lo remataron desde el punto fatídico, por tercera vez gozoso en una UEL para los blanquirrojos, Ocampos, Lamela, Rakitic, 'Cachete' a la segunda y, por supuesto, el tercer mejor portero de 2022, que había encauzado tal epílogo con paradones a Abraham y Belotti, más un guiño del travesaño.

El comienzo respondió plenamente a las expectativas, con los blanquirrojos llevando la iniciativa y los 'giallorossi' apretando su salida pero sin volverse locos. Los de Mourinho esperaban con paciencia la posibilidad de dibujar rápidas transiciones a la espalda de la zaga española, con ambos extremando las vigilancias y encomendados a la estrategia. Dos campos minados en los que costaba progresar, si bien avisaron antes los italianos. El verdadero susto llegó antes de los doce minutos, fruto de un cambio de orientación de Spinazzola para Dybala, que se apoyó en Çelik para que el turco la devolviera al iniciador de la acción, aunque Bono abortó su lanzamiento centrado. Antes, Abraham sorprendió a la espalda de Navas para dejarla de espuela al corazón del área, mismo destino de un centro-chut posterior que se paseó entre Badé y Gudelj de forma temeraria, sin consecuencias igualmente.

La Roma lo tenía aparentemente controlado en el ecuador del primer tiempo, procurando que las interrupciones cortocircuitaran los intentos locales de acelerar el ritmo, amén de planeando escaramuzas en campo ajeno de manera más intermitente ya. Cumplida la media hora, la referencia ofensiva de los este miércoles visitantes se quedó en el suelo mientras el VAR revisaba un posible penalti de Gudelj, si bien el serbio despeja perfectamente el balón y es el británico de ascendencia nigeriana el que metió la cabeza en ese 'ventilador'. A renglón seguido, la mejor interpretación de las circunstancias (árbitro inglés, que por definición deja jugar) permitió a Cristante robársela a Rakitic en su intento de recorte y a Mancini, que había saltado fuera de su área, asistir entre líneas a Dybala, letal para el control orientado y el zurdazo ajustado al poste, imposible para Bono.

Intentó responder enseguida el Sevilla, pero Rui Patrício blocaba bien la peinada de En-Nesyri que no alcanzó Ocampos. La precipitación se notaba, aunque, por suerte, no se pagó en la siguientes falta cerrada y media salida del cancerbero marroquí. Definitivamente, tocaron a rebato los de Mendilibar, que forzaron un córner con un buen centro de Alex Telles al que tampoco llegó Lucas y que sí sería cabeceado ligeramente alto y con poca oposición por Fernando. El intercambio de golpes por los lógicos espacios atrás derivados de la estirada hispalense embelleció los estertores de este periodo. Dybala desequilibraba con su enorme calidad, sin rastro alguno de esa lesión de tobillo que su entrenador, 'perro viejo' donde los haya, exageró hasta en la misma víspera. El argentino hizo malabarismo junto a la línea de fondo, dejando atrás para que Pellegrini lo estropeara tirándose en plena melé.

Los siete de alargue espolearon a quien más lo necesitaba, aunque el frontón romanista parecía impenetrable en los centros laterales, por lo que Rakitic lo intentó con un zurdazo desde la frontal que escupió el poste. La fortuna no estaba con los blanquirrojos, hasta el punto de que el rechace de la madera se escurrió a lo largo de la espalda y entre las piernas de Rui Patrício en una acción que muchas veces termina con el esférico en la red. Tocaba buscar soluciones en la reanudación, para lo que el míster de Zaldívar recurrió sin más dilación a Suso y Lamela, seguramente los que tenía en el banquillo que más opciones tuvieron de ser titulares y que, probablemente, no lo fueron por no encontrarse al 100% en el plano físico. Ahora, el Sevilla se antojaba más agresivo, directo y con nervio. La Roma, que tampoco se encuentra incómoda ni mucho menos en esta tesitura, se replegaba y juntaba. Alex Telles, percutiendo por fuera y por dentro, lo intentaba sin suerte.

Sí apareció antes del 55, cuando un servicio de Navas al área chica para En-Nesyri fue desviado contra su propia portería por Mancini. Lo más difícil ya estaba hecho. El reseteo de la final era una realidad y el partido se acercaba más a lo que idearon en Nervión. Con todo, cada contra y cada balón parado eran exprimidos por los de Mourinho, aunque Bono resolvió bien el cabezazo picado de Smalling a centro de Dybala que ansiaba rematador. Mucho más cerca anduvo de volver a adelantarse el conjunto transalpino en el minuto 67, pero el tercer mejor cancerbero de 2022 según la FIFA se interpuso entre Abraham y la red, marrando luego Ibáñez entre una nube de piernas. Al menos, el mejor de largo de los 'giallorossi' dijo basta, optando su técnico por fortalecer su centro del campo con Wijnaldum y cruzar los dedos. Era mucho confiar, porque los de Mendilibar seguían apretando. Y acariciaron la remontada a renglón seguido, aunque Stuart Attwell avisó a su paisano Anthony Taylor de que se había equivocado al señalar penalti sobre Ocampos: la repetición demostró que el italo-brasileño Roger Ibáñez roza el balón antes que al '55'.

Se salvó de milagro la Roma, que apostaba todas sus cartas a una hipotética prórroga. Tampoco hubo pena máxima, pese a las protestas, en un centro de Matic que merodeó el brazo de Fernando, que lo estaba recogiendo. En pleno desconcierto, Belotti sorprende en una falta ensayada de Pellegrini a la espalda de los centrales, aunque emergió otra vez Bono para desviar a córner su zurdazo a quemarropa de primeras. En los seis de alargue, los blanquirrojos tuvieron aliento para repetir una de sus jugadas más exitosas (centra Navas y cabecea En-Nesyri), que terminó fuera de palos. Era el momento de un último esfuerzo, aunque minimizando errores de los que cuestan un título. El que tuvieron Suso (despejó bien Rui Patrício), Lamela (bloqueado) y Fernando (la mandó fuera) justo antes de que se cumpliera el añadido. Media hora más, como mínimo, en Budapest.

El cansancio comenzó a pasar factura, con lo que Mendilibar tuvo que cambiar a sus dos laterales de golpe y los italianos aprovechaban la tregua para estirarse un poco, consiguiendo que el tiempo transcurriese con poco o nada que contar. Un córner por aquí, una falta por allá, controles que se escapaban... Los penaltis asomaban en el horizonte como el desenlace más probable. Las pérdidas de tiempo eran desesperantes, repartiendo Thaylor tarjetas a diestro y siniestro en la banda. En el segundo de los teóricos seis últimos minutos de esta final, Ocampos ganó línea de fondo, aunque su pase de la muerte no encontró rematador, mientras que el posterior servicio de Montiel no lo cabeceó limpio En-Nesyri. A continuación, Gudelj chocó con Ibáñez dentro del área, si bien la acción no se revisaría, dejando K.O. al propio serbio y luego a Fernando. En el 131, después de todo el desbarajuste, la Roma forzó dos faltas y un córner, pudiendo este último cambiar el signo del choque antes de la tanda fatídica, aunque el testarazo de Smalling tras el saque largo de Zalewski lo escupió el larguero.

Desde los once metros, Bono volvió a reivindicar su eficacia en estas lides, deteniendo un disparo y desviando otro al poste con la mirada y una buena estirada, mientras que el único de los cuatro que lanzaron y falló, Montiel, tuvo la oportunidad de redimirse, ya que Rui Patrício estaba adelantado y sin uno de sus pies sobre la línea, por lo que se permitió cambiar la orientación y pasar en una misma temporada, con más suplencias que titularidades, a la historia de la selección argentina y del Sevilla FC, anotando los penaltis que dieron el tercer Mundial de Fútbol a la Albiceleste y la séptima Europa League a los nervionenses. Así estaba escrito y así volvió a suceder, porque el destino guarda siempre un hueco a quienes menos se espera.

FICHA TÉCNICA.-

Sevilla FC: Bono; Jesús Navas (Montiel 95'), Badé, Gudelj (Marcao 128'), Alex Telles (Rekik 95'); Fernando (Joan Jordán 128'), Rakitic; Ocampos, Óliver Torres (Suso 46'), Bryan Gil (Lamela 46'); y En-Nesyri.

AS Roma: Rui Patrício; Smalling, Mancini, Ibáñez; Çelik (Zalewski 91'), Cristante, Matic (Bove 120'), Spinazzola (Diego Llorente 106'); Pellegrini (El Shaarawy 106'), Dybala (Wijnaldum 68'); y Abraham (Belotti 75').

Árbitro: Anthony Taylor (inglés), con su compatriota Stuart Attwell en el VAR. Mostró amarillas a los nervionenses Rakitic, Ocampos, Lamela, Montiel, Rafa Mir (en el banquillo) y Joan Jordán (también en la banda por protestar); así como a los 'giallorossi' Matic, Pellegrini, Mancini, Cristante, Çelik, Zalewski, Karsdorp (en el banco), Salvatore Foti (segundo entrenador) y José Mourinho (entrenador).

Goles: 0-1 (35') Dybala; 1-1 (55') Mancini, en propia puerta.

Penaltis: Ocampos, gol (1-0); Cristante, gol (1-1); Lamela, gol (2-1); Mancini, para Bono (2-1); Rakitic, gol (3-1); Ibáñez, al palo (3-1); Montiel, gol a la segunda, pues detuvo primero Rui Patrício, pero no tenía los dos pies sobre la línea de gol y se repitió (4-1).

Incidencias: Final de la UEFA Europa League, disputado en el Puskás Aréna de Budapest, con capacidad para 68.000 espectadores y que lució prácticamente lleno.