Estaba cantado. Los clubes brasileños operan casi todos igual: rechazan la primera oferta del europeo de turno, se remiten a la cláusula de rescisión a la espera de una subida... y luego actúan en consecuencia. Si el gran postor acepta, se cierra rápidamente la operación. Si desiste, contraoferta o venta a precio de saldo al primero que llegue con dinero fresco. No hay otra. El mercado brasileño, especialmente el de un segundo escalón por debajo de las grandes figuras, en un zoco medianamente predecible en el que hay que tener paciencia, persistencia y contactos. Casi ningún futbolista tiene sus derechos cedidos a una institución. Aparecen asesores, empresarios, agentes y familiares con porcentajes a reclamar una tajada del pastel, lo que suele complicar mucho las gestiones. Se trata de un torneo en el que hay que moverse con fluidez y astucia.
En el Betis lo saben bien. Hace casi cuatro años, Lorenzo Serra Ferrer buscó la connivencia del Barcelona, que siempre abre más puertas, para convencer al Atlético Mineiro y a Emerson de un salto a Europa con Heliópolis como primera parada y el Camp Nou en el horizonte, con un contrato complejo mediante el cual ambos pagaban a medias los 12 millones de euros del pase (la mitad hispalense, adelantada por los culés). El hoy lateral derecho del Tottenham apenas tuvo ocasiones como azulgrana, tras una exitosa etapa como verdiblanco. El pasado verano, Antonio Cordón convencía al Fluminense para llevarse al extremo Luiz Henrique por 12,6 kilos, variables incluidas, tras pagar un fijo de ocho por el 85% de sus derechos, después de que la escuadra tricolor rechazara 5 millones por la totalidad, aunque sucumbiera al regateo ante la necesidad de abonar nóminas pendientes a sus empleados.
El Betis habría vuelto a la carga ahora por dos jóvenes talentos del fútbol brasileño, el mediocentro Johnny y el lateral diestro Guga, después de perder fuerza el interés por el centrocampista defensivo de Sao Paulo Rodrigo Nestor. Con pujas sobrepasadas por otros competidores, ambos se han encaminado hacia destinos diferentes a la capital hispalense. El sustituto de Emerson en Belo Horizonte, de hecho, ya fue presentado por la sociedad tricolor, con la que se ha comprometido a finales de la semana pasada hasta 2025, luciendo en su nuevo equipo el dorsal 23. Un final esperado, después de que el Galo filtrara que los cinco millones presuntamente ofertados desde el Benito Villamarín eran insuficientes, por lo que habría que multiplicarlo por cuatro.
Fuentes cercanas a la operación consideraron más que suficiente ese montante, habida cuenta de que Guga acababa contrato el 31 de diciembre de 2023 y pronto podría negociar libremente su futuro, por lo que los de Minas Gerais han terminado aceptando 1,5 kilos para, al menos, sacar rédito al ex de Avaí. Por su parte, Internacional y Spezia difieren únicamente ya en las formas de pago de los seis millones a los que se irá el trato, bonus incluidos, ya que el conjunto italiano prefiere la cesión con opción o, en todo caso, obligación de compra, mientras que los de Porto Alegre insisten en un traspaso y con el dinero por delante, sin plazos. Con el pasaporte italiano ya en poder de Johnny, de madre brasileña pero internacional estadounidense al haber nacido en Nueva Jersey, se vinculó al centrocampista con Betis, Valencia y Roma, pero todo hacía indicar que, como parece, se trataba de un señuelo.