Álvaro Palomo3 min lecturaJamás habría imaginado al salir del Betis por la puerta de atrás que, pocos meses después, atravesaría por el peor momento de su carrera por no haber aceptado la oferta de renovación de los verdiblancos. La tentación del Barça le alejó de Heliópolis y cuando esa puerta se cerró la distancia ya era demasiada para regresar a pesar de que hubo conversaciones por la necesidad bética de potenciar el centro del campo.
Finalmente, Guido Rodríguez aceptó la oferta del West Ham, que incluía una jugosa prima de fichaje al llegar gratis, sin saber la pesadilla que le esperaba en el conjunto londinense a las órdenes de Julen Lopetegui, la cual ni siquiera pudo intuir en un arranque en el que partió como titular indiscutible.
Ya se produjo el primer aviso a finales de septiembre, cuando Lopetegui le señaló, si bien la situación empezó a degenerar para el argentino a principios de noviembre, titular, pero con menos minutos sobre el terreno de juego, para más adelante, ante el Newcastle el 25 de noviembre, ser condenado a la suplencia. Una nueva situación que distó de ser circunstancial, pues, a partir de ahí, no ha vuelto a ser titular. De hecho, jugó 12 minutos con el Arsenal, no pisó el césped ante el Leicester, y solo participó tres minutos contra los Wolves.
Después, no entró en la convocatoria contra el Bournemouth por unas molestias y estaba por ver si este fin de semana, ya recuperado, Lopetegui le levantaba el castigo, lo que no ha ocurrido. De hecho, en la cita de hoy le da dado un solo minuto ante el Brighton, consolidando un ostracismo en los Hammers que podría precipitar su salida en el mes enero, lo que valoran seriamente en Londres si llega una oferta que le permite recuperar lo invertido.
Así, fuentes internas del West Ham afirman que "Lopetegui sólo lo ve como un jugador secundario" y que se valora su marcha prematura, lo que ha provocado que se le vincule con el Betis ante la búsqueda de un pivote para enero.
Sin embargo, como se ha informado hoy mismo, la dirección deportiva ha cambiado sus planes y centra su punto de mira en firmar gol en ataque, con la posible llegada de un extremo y de un delantero. Un nuevo mazazo para Guido, que ve como se le puede cerrar una puerta que en absoluto ve con malos ojos más allá de que no se han producido contactos reales.