Dos acciones polémicas, ambas en el área del Real Betis, durante la primera mitad de El Gran Derbi, saldadas contra los intereses del Sevilla FC. A los cuatro minutos, Dodi Lukébakio protestaba unas manos dentro del área de Ricardo Rodríguez, leve pero existente, si bien el colegiado del encuentro de máxima rivalidad, el valenciando Martínez Munuera, consideró que el balón venía rebotado de otra parte del cuerpo del internacional suizo, por lo que ordenó que el juego siguiera. Su asistente, por cierto, atinó cinco minutos después, ya que levantó el banderín tras el gol de Chidera Ejuke, que celebró un tanto finalmente anulado por la novedosa aplicación del fuera de juego semiautomático, certera para demostrar que Lucien Agoumé, que recibió en profundidad de José Ángel Carmona en el inicio de la acción, estaba en posición claramente ilegal.
La reanudación se iniciaría con otra jugada polémica, pues el de Benidorm señaló el punto fatídico cuando un cabezazo en el segundo palo del pivote franco-camerunés era cortado de espaldas por Diego Llorente. El madrileño no vio en ningún momento por dónde venía el esférico, una jugada muy similar a la que, con Sánchez Martínez como juez principal, costó a Dodi Lukébakio un penalti en el último derbi disputado en el Estadio Benito Villamarín. Esta temporada se están señalando unos sí (por ejemplo, al sevillista Isaac Romero ante el Girona FC) y otros no, pero el árbitro de este 6 de octubre explicaba al ex zaguero de Leeds United y AS Roma que la clave estuvo en que tenía los miembros superiores extendidos, ocupando lo que en el argot de conoce como un espacio antinatural. Insistía el canterano merengue en que no sabía saltar de otra manera, si bien no hubo marcha atrás, tampoco en la revisión desde la sala VOR de Pizarro Gómez.
A continuación, las protestas versaron por jugadas menos trascendentes. Por ejemplo, la parroquia sevillista pidió una segunda amarilla para Ez Abde por valerse de la mano para amortiguar un balón, mientras que algunos quisieron ver más que tarjeta amarilla en el forcejeo entre Natan de Souza y 'Peque' Fernández que acabó, en realidad, en un pisotón del italo-brasileño al catalán y no en un manotazo, como pareció en primera instancia. El caso es que la decisión de Martínez Munuera de dejar jugar, 'pasando' de faltitas que, en ciertos casos, se antojaban claras y merecedoras de amonestación, sacó un poco de quicio a ratos a los dos conjuntos. También dejó de sancionar un manotazo de Badé al 'Chimy' Ávila curiosamente parecido al del francés con Isco Alarcón en el mismo derbi ya referido que Sánchez Martínez primero decretó como penalti, para rectificar después a instancias del VAR.