En medio de la tensión por jugar con dos jugadores menos, el Albacete se encontraba defendiendo con uñas y dientes su ventaja. En una acción desafortunada, Pablo Sáenz intentó ceder el balón con la cabeza a Lizoain, pero el guardameta salió con decisión y, por un malentendido, el esférico le superó. Por fortuna, el balón no terminó en gol en propia puerta, pero lo que sí ocurrió fue un brutal impacto entre ambos futbolistas. Sáenz cayó desplomado al suelo, evidenciando que algo no iba bien.
Las asistencias médicas entraron rápidamente al terreno de juego, con la camilla lista para trasladarlo. Sin embargo, a pesar de la aparatosidad del golpe, el futbolista pudo abandonar el campo por su propio pie. Poco después, se confirmó que sufría una conmoción cerebral y fue trasladado al Hospital Universitario de Albacete, donde quedó en observación siguiendo el protocolo habitual en estos casos.
Horas más tarde, el propio jugador lanzó un mensaje tranquilizador en redes sociales: "Es una acción dentro del juego", escribió en su cuenta de Instagram.
El partido en el Carlos Belmonte será recordado no solo por el susto de Sáenz, sino también por el festival de expulsiones en la primera mitad. En el minuto 25, el árbitro Moreno Aragón, tras consultar el VAR, mostró la tarjeta roja a Kofane, quien había anotado el primer gol del encuentro, tras un codazo que en primera instancia solo había sido castigado con amarilla.
Apenas segundos después, Antonio Pacheco, en un acto de protesta, cruzó los brazos en un gesto que insinuaba un "robo". El colegiado lo interpretó como una actitud irrespetuosa y también le mostró la tarjeta roja directa. En cuestión de minutos, el Albacete pasaba de jugar con once a tener solo nueve hombres sobre el césped, con todavía más de una hora por delante.
No pasó mucho tiempo hasta que el Málaga también se quedó con un jugador menos. En el minuto 31, Izan Merino fue expulsado tras un forcejeo en el área con Pepe Sánchez, en el que terminó impactando con los tacos en la pierna y el rostro del jugador manchego.
Pese a jugar con nueve futbolistas, el Albacete resistió con firmeza y neutralizó los intentos del Málaga por remontar. Sergio Pellicer, técnico visitante, intentó buscar soluciones ofensivas con tres cambios tras el descanso, mientras que Alberto González esperó el desarrollo del encuentro antes de mover el banquillo.
El Albacete demostró organización, compromiso y solidaridad, sabiendo jugar con inteligencia a pesar de la inferioridad numérica. Su solidez defensiva impidió que el Málaga, incluso con un hombre más, generara muchas ocasiones claras. Finalmente, el marcador no se movió y los locales sellaron un triunfo heroico que suma tres puntos vitales en su lucha por la permanencia.
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