A Coruña, 10 ene (EFE).- La entidad financiera Abanca ha acudido otra vez al rescate del Deportivo, que en el futuro quedará en sus manos.
Hace dos años y medio, en junio de 2017, con el equipo en Primera División, le concedió un préstamo de 45 millones de euros para saldar su deuda de privilegio especial con Hacienda.
Aquello sucedió solo un par de meses después de que la sala de lo civil del Tribunal Supremo diera la razón a la Agencia Tributaria en la disputa que mantenía con el Deportivo por la clasificación de casi 22 millones de euros de deuda que el club tendría que abonar sin quita y antes de 2023.
Ese fallo judicial iba a hacer más exigente el calendario de pagos de la deuda concursal del Deportivo y Abanca le dio oxígeno en forma de un crédito que el club se comprometía a abonar en 15 años y que incluía un nombre para el estadio, el Abanca-Riazor.
El club, con Tino Fernández al frente, salía así del acuerdo que había pactado con el Fisco en marzo de 2014 e incrementaba su tope salarial para ser "más competitivos" en la Liga.
"Ahora tenemos una manera mejor para hacer frente a la deuda, una deuda que no ha desaparecido. La necesidad de rigor, de ser austeros, sigue estando ahí. Vamos a cuidar este dinero", comentó aquella vez el entonces presidente blanquiazul.
El Deportivo, que en la temporada que comenzaba unos días después descendió a Segunda, tenía la "misma deuda" pero con otro dibujo. En palabras de Fernández, solo había "cambiado la manera de pagarla" y "a quién", pero esa última parte resultó trascendental.
"Traspasar la deuda con la Agencia Tributaria a Abanca fue la jugada clave para que hoy podamos estar aquí", aseguró este jueves, en la presentación del acuerdo con la entidad financiera, Fernando Vidal, el único aspirante a presidir el Dépor desde el próximo martes y que llegará a ese cargo con el apoyo de Abanca.
Al colista de Segunda el banco le ha facilitado un préstamo participativo que le permitirá fichar en el mercado invernal para intentar lograr la permanencia en el fútbol profesional y, así, evitar complicarse aun más su situación económica.
"Había un plan de pagos totalmente viable en Primera, pero totalmente inviable en un periodo de dos años en Segunda y ya no digo nada con un descenso a Segunda B", advirtió Vidal.
Para él, con este acuerdo con Abanca se ve una "luz en un momento en que todos estábamos muy pesimistas y veíamos al Dépor en Segunda B y al borde de la desaparición".
El Dépor cerró con beneficios las cuentas de la temporada pasada, incluso por encima de los de la anterior en Primera, y también tiene la previsión de acabar en positivo el curso actual, pero el tope salarial que marca LaLiga se mueve por más criterios y para poder fichar tenía que incrementar los ingresos.
La fórmula ha sido un préstamo participativo con la obligación de que su importe, cinco millones de euros, sea capitalizado (convertido en acciones del club) antes del 30 de marzo, lo que supondrá subir el techo salarial unos dos millones de euros.
Paralelamente, el Dépor acometerá una ampliación de capital por diez millones de euros y se prevé que no sea la última, especialmente si el club baja a Segunda B.
El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, aseguró que la entidad financiera capitalizará lo que le debe el club (58 millones) "hasta donde sea necesario" y eso supondrá, en la práctica, que el banco cogerá el mando de una sociedad en la que actualmente ningún socio supera el diez por cien del capital social.
Carlos Alberto Fernández