Hoy se cumplen cinco años de la consecución del cuarto título de la
UEFA Europa League del
Sevilla Fútbol Club, un año más tarde llegaría el quinto ante el
Liverpool para cerrar ese magnífico triplete nervionense con Emery y Monchi como máximos exponentes. Pero en el campo uno de sus grandes artífices fue
José Antonio Reyes. El utrerano había regresado al club de su vida en 2012 con el objetivo de levantar un título con el Sevilla, algo que no había podido hacer tras marchase en 2004 al
Arsenal influyendo, sin él saberlo, a la construcción del mejor Sevilla de todos los tiempos.
No pudo disfrutar en primera persona de
las mieles del éxito de 2006 y 2007 y por ello regresó a Nervión. Y apenas año y medio después lograría su objetivo logrando la
Europa League en Turín frente al Benfica. Un
Reyes que fue vital en un momento clave de la andadura sevillistia hacia esa final, en el partido de vuelta de octavos de final frente al
Betis marcando el gol que comenzaría la remontada en el
Benito Villamarín.
Como también lo fue en la edición de 2016 en una eliminatoria que se decidiría en Sevilla frente al
Basilea con 0-0 en la ida.
Un Reyes en su último año en Nervión con menos protagonismo pero del que Emery sabía cuando debía tirar. Jugó los 90 minutos, pero al utrerano le bastaron dos asistencias en la primera parte a
Rami y a Gameiro, para allanar el camino hacia los cuartos de final que lo reconocería como el futbolista con más entorchados de la
Europa League con cinco trofeos.

Pero su final fue la de
Varsovia, ésa que hoy recuerdan todos los sevillistas. La primera final de la
Europa League en la que el Sevilla comenzaba perdiendo y se veía obligado a remar a contracorriente. Y ahí emergió el talento del eterno capitán sevillista con un pase magistral para dejar a
Carlos Bacca solo ante el portero ucraniano y poner al Sevilla por delante en la final polaca.
Cuatro toques de balón, todos con la zurda, todos en un palmo de césped, para apenas girarse, levantar una ceja y ver un pase entre cuatro rivales que solo pueden ver y poner los magos como Reyes. Luego el colombiano se encargó de hacer el resto aprovechando el buen balón de Reyes para dejarlo correr, rebasar al meta con un toque y marcar con el segundo.
Varsovia será siempre recordada por ese pase eterno de Reyes y por la noche que en el Sevilla seguiría extendiendo su reinado por Europa.