La provincia de Sevilla guarda innumerables monumentos que en cierta medida pasan desapercibidos. Mientras que la capital se lleva todos los focos, otros lugares no cuentan con tanto seguimiento. Es el caso de la ciudad de Carmona, a solo 30 minutos de la capital andaluza y que cuenta con un legado histórico increíble, donde la época romana ha dejado huella en sus calles y en algún que otro monumento desde el que podemos observar unas vistas espectaculares.
Carmona, situada a escasos kilómetros de Sevilla, alberga un legado histórico extraordinario que remonta sus orígenes a la época romana, aunque también haya contado con la convivencia de otras civilizaciones. Conocida entonces como Carmo, la ciudad adquirió gran relevancia dentro de la provincia Bética tras ser conquistada por Roma en el año 206 a. C. Este núcleo urbano llegó a ostentar el privilegio de acuñar moneda propia y obtuvo la categoría de municipio, quedando inscrita en la tribu Galeria y formando parte del convento jurídico de Asitigitana (Écija).
El trazado actual de Carmona conserva elementos romanos esenciales, como el Cardo Máximo, que conectaba la Puerta de Sevilla con la Puerta de Córdoba. Sin embargo, el monumento que más destaca por su monumentalidad es la Necrópolis, uno de los yacimientos mejor conservados de la Península Ibérica.
Descubierta a finales del siglo XIX, esta necrópolis, datada en el siglo I, ofrece un testimonio único de los rituales funerarios romanos, en su mayoría basados en la incineración. Entre los enterramientos más comunes se encuentran los mausoleos colectivos, cámaras subterráneas de carácter familiar decoradas con esmero, y los quemaderos, donde las cenizas de los difuntos se depositaban en tumbas marcadas con estelas.
Frente a la Necrópolis, se encuentra el Anfiteatro, un espacio que combinaba espectáculos de fieras con manifestaciones culturales y artísticas. Excavado parcialmente en la roca, sus graderíos, diseñados con gran sofisticación, contaban con nichos decorativos y estatuas de emperadores. Un lugar que sin duda nos hace trasladarnos a esa época.
Entre las estructuras más singulares destaca la Tumba del Elefante, vinculada al culto de las diosas como Cibeles y Attis. Este espacio ceremonial refleja las influencias culturales del Mediterráneo en Carmona y su estrecha relación con las prácticas religiosas romanas.
Carmona, testigo de la huella romana, es un enclave imprescindible para quienes desean explorar la historia antigua de Andalucía. Un lugar para perderse, en un rincón maravilloso, tan solo a unos escasos minutos de Sevilla.