La preocupación por el futuro de los salmones en Islandia ha aumentado en medio de un desafiante problema: la fuga masiva de salmones criados en piscifactorías que amenaza a la población de salmones silvestres. En agosto, una gran cantidad de salmones de origen noruego escapó de una piscifactoría en el país nórdico, y desde entonces han invadido numerosos ríos, lo que representa una amenaza significativa para la especie de salmón nativa.
La fuga masiva ha tenido un impacto significativo en la ecología y la biodiversidad de los ríos en el noroeste de Islandia, donde se han encontrado ejemplares de salmones de piscifactoría en al menos 32 ríos. Los peces escapados son fácilmente identificables por sus aletas rotas y colas redondeadas. Además, algunos de estos peces se encontraban cubiertos de piojos de mar, parásitos que pueden resultar letales para los salmones silvestres.
La gravedad de la situación se debe a la hibridación entre los salmones de piscifactoría y los salmones salvajes, lo que pone en riesgo la continuidad de la especie silvestre. Estudios han demostrado que la cría resultante de esta hibridación tiende a madurar más rápido y a una edad más temprana, lo que reduce la capacidad de la especie para reproducirse en su entorno natural.
La fuga de salmones en Islandia ha reavivado las críticas de ecologistas, pescadores deportivos y algunos políticos, quienes han instado a restringir o incluso prohibir la piscicultura en el país. No es la primera vez que Islandia enfrenta un problema de este tipo, ya que el año anterior, otra empresa de cría de salmones fue multada con 807.000 euros por no informar sobre la fuga de 81.000 peces a mar abierto en 2021.
Esta situación también ha afectado a comunidades locales y pescadores, quienes han informado que han capturado salmones de piscifactoría a kilómetros de distancia de la instalación donde se originó la fuga. El hecho ha sido descrito como una "catástrofe medioambiental" por parte de algunos residentes locales. La preocupación radica en que si estos salmones se reproducen con los salmones silvestres, la especie silvestre perderá su capacidad de sobrevivir en su hábitat natural.
Uno de los aspectos preocupantes es que los salmones escapados están ingresando en una gran cantidad de ríos, en un número sin precedentes y en una etapa de madurez, lo que los hace aptos para la reproducción. Esto aumenta el riesgo de hibridación y la alteración de la genética de la población de salmones.
Ante esta situación, la policía islandesa ha iniciado una investigación para determinar si la empresa propietaria de la piscifactoría ha violado las leyes relacionadas con la piscicultura. Además, submarinistas especializados están trabajando para recuperar la mayor cantidad posible de salmones escapados.
Este problema no es exclusivo de Islandia, ya que a nivel global, la población de salmones del Atlántico ha disminuido significativamente. Factores como los salmones de piscifactoría y los piojos de mar que se escapan son sus principales amenazas. Escocia, por ejemplo, ha experimentado una disminución del 40% en el retorno de los salmones a los ríos durante cuatro décadas.
Los críticos también señalan que las piscifactorías generan contaminación debido a los desechos orgánicos y a los pesticidas utilizados para combatir los piojos de mar. Las instalaciones de cría de salmones pueden producir grandes cantidades de efluentes, lo que puede tener un impacto negativo en el medio ambiente acuático.
La situación en Islandia subraya la importancia de abordar los desafíos medioambientales relacionados con la cría de salmones y encontrar soluciones sostenibles que protejan tanto a las poblaciones de salmones silvestres como a los ecosistemas fluviales.