Luisma Sánchez4 min lecturaSi hace unos años nos decían que íbamos a tener más posibilidades aún de transportarnos nadie se lo creería, aunque está por ver qué nos depara el futuro, ya que los cambios parecen producirse cada vez más rápido. Aun así, una de las opciones que sigue intacta para transportarnos (a pesar de las distintas moderneces que ofrecen) es mediante bicicleta. Cada vez son más los usuarios que se ciclistas y por ello la DGT ya trata de que se cumplan las mejores condiciones y las normas oportunas, tratando de dar una mayor seguridad a los usuarios.
La DGT precisamente hace unos días hizo balance de las muertes por accidentes de tráfico que se dieron en el pasado 2024. Fueron 46 los fallecidos que viajaban en bicicletas, según la información de la Dirección General de Tráfico. Podría parecer un número apenas insignificante, pero lo cierto es que se dieron tres víctimas más con respecto al año anterior.
Fruto de ello, la DGT quiere que estas cifras bajen más. En estos últimos años, fue en 2021 cuando se registraron menos ciclistas fallecidos en nuestras carreteras, con treinta y uno. Una medida que está tratando de cumplir a la perfección es detectar a los ciclistas que conducen bajo los efetos del alcohol.
La propia DGT recuerda que los ciclistas están obligados a cumplir los mismos límites de alcoholemia que los vehículos de motor, los conductores de coches y motos. Esta medida trata de reducir los accidentes de los ciclistas apuntando directamente hacia ellos, a pesar de que la mayoría de los sustos que padecen estos usuarios en las carreteras vienen provocados por el resto de los vehículos. Aun así, las multas podrían llegar a los mil euros para aquellos ciclistas que circulen bajo los efectos del alcohol.
En España, los ciclistas deben cumplir los mismos límites de alcoholemia que los conductores de vehículos motorizados: 0,5 g/l en sangre o 0,25 mg/l en aire espirado. Para conductores noveles y profesionales, estos límites son más estrictos: 0,3 g/l y 0,15 mg/l, respectivamente. El alcohol afecta las capacidades motoras y la atención, aumentando el riesgo de accidentes. Aunque las bicicletas no alcanzan la velocidad de los vehículos a motor, los ciclistas pueden causar accidentes graves, especialmente en carreteras concurridas.
La DGT aplica multas severas para quienes superen los límites de alcoholemia: 500 euros para tasas entre 0,26 y 0,50 mg/l, y 1.000 euros si la tasa es mayor a 0,50 mg/l o en casos de reincidencia. Aunque no pierden puntos del carnet, un ciclista ebrio involucrado en un accidente se puede enfrentar responsabilidades civiles, penales e indemnizaciones.
La Dirección General de Tráfico ha incrementado los controles y campañas de concienciación para reducir estos incidentes, subrayando que el cumplimiento de las normativas protege tanto a ciclistas como a otros usuarios de la vía.