Iker Castaño3 min lecturaEn los últimos días se viene hablando mucho sobre la decisión del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia. El ministro de Sumar ha iniciado los trámites para eliminar un premio que fue instaurado en 2011 por José Luis Rodríguez Zapatero con el objetivo de reconocer la tauromaquia como una "disciplina artística" y que se creó a la vez que cambiaba las competencias taurinas del Ministerio del Interior al Ministerio de Cultura.
Urtasun alegó su decisión contra el toreo confesando que se trata de una actividad "injusta, sádica y despreciable", justificando la "baja asistencia" en los espectáculos taurinos. Aun así, si mantiene esta segunda justificación podría acarrear otras eliminaciones. Si miramos los datos. Solo entre 2021 y 2022, época marcada por la pandemia, acudieron alrededor de 900.000 personas, más de las que, por ejemplo, visitaron el Museo Arqueológico Nacional. Asimismo, en 2023 la mayoría de las películas proyectadas en España no superaron los 24.000 espectadores pudieran entrar en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, lo que pone en evidencia el peligro por la eliminación del cine de aquí a unos años.
Sin ir más lejos, la película 'Érase una vez en Canarias (productora Nekkenti)', recaudó un total de 40.147 euros con siete mil espectadores y aun así, no se ha pedido su extinción. Lo que está claro es que durante estos primeros días y tras la decisión de Urtasun de suprimir dicho premio, se han generado una ola de reacciones en la esfera política y entre los protagonistas del mundo taurino.
No obstante, habría que ver si es legal eliminar de una vez por todas el Premio Nacional de Tauromaquia, ya que la decisión del ministro de Cultura es contraria a la legislación vigente. A día de hoy, la Tauromaquia está protegida por dos normas concretas: la ley 18/2013, del 12 de noviembre, que la incluye como patrimonio cultural, digno de protección en todo el territorio español, y la Ley 10/2015, del 26 de mayo, para salvaguardar nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial.
Sea lo que fuere, Urtasun intentará por tierra, mar y aire eliminar el Premio tomando las medidas que considere para ello, dejando pasar la obligación legal de proteger y promocionar lo que Alfredo Pérez Rubalcaba reconoció en 2010 cuando ejercía de ministro del Interior. También deberá tener en cuenta las consecuencias de otras secciones culturales que no pasan por su mejor momento, como es el caso del cine.