En la madrugada de este jueves, pasadas las 2:20 horas de la madrugada, finalizaba en la basílica de la Macarena la exhumación de los restos mortales del general golpista Gonzalo Queipo de Llano y del auditor de guerra Francisco Bohórquez Vecina, en base al requerimiento formulado por el Gobierno central a la hermandad a cuenta de las determinaciones de la reciente reforma de la Ley estatal de Memoria Democrática, que prohíbe la presencia de restos de dirigentes del golpe de Estado de 1936 en lugares preeminentes de acceso público.
Durante la noche de este pasado miércoles, los familiares de los citados militares golpistas habrían accedido al interior del templo, a cuyas afueras era posible escuchar, sin dificultad alguna para la audición, el golpeteo y repiqueteo de trabajos en su interior.
Pasadas las 23:30 horas salía de la basílica un primer coche fúnebre, una berlina de color oscuro, bajo la cobertura de numerosos reporteros gráficos y periodistas que habían acudido a cubrir el evento, al que han asistido además algunos vecinos y algunos hermanos de la Macarena a título individual, pero muy pocos.
Ya a las 1:22 horas de la madrugada accedía al interior del templo una furgoneta blanca de una empresa de servicios funerarios, y se reanudaba el ruido del repiqueteo dentro de la basílica, situación que se prolongó hasta que sobre las 2:04 horas comenzaban a abandonar a pie el templo los familiares de los militares, mientras los responsables de la hermandad lo hacían a bordo de un coche de alta gama. Entre ellos figuraría el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero.
Finalmente, a las 2:20 horas salía del interior del templo la mencionada furgoneta de servicios funerarios, siendo la misma aplaudida por diversos familiares que seguían esperando a las puertas del recinto. Ante ello, la activista de memoria histórica Paqui Maqueda, presente en el lugar, ha comenzado a gritar "honor y gloria a las víctimas del franquismo. Se acaba la impunidad y se salda una deuda histórica", proclamas que ha repetido insistentemente, hasta desaparecer de la escena los familiares de los militares.
El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, ya había explicado que tras remitir su departamento una carta a la hermandad con el citado requerimiento, mantuvo una conversación telefónica con el hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, quien según sus palabras mostró su "total sintonía" con la carta, que requería la exhumación y posterior traslado de los restos de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra y del auditor de guerra Francisco Bohórquez Vecina del templo de la entidad.
Y es que el artículo 38.3 de la nueva Ley de Memoria Democrática estipula que "los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra o la Dictadura".