En la ciudad de Béziers (Francia), una curiosa y novedosa iniciativa ha sido implementada para abordar un problema común, las calles llenas de excrementos de perro. El alcalde de la localidad, Robert Ménard, ha decidido tomar medidas drásticas para poner fin a esta situación y promover la limpieza en las calles de la ciudad.
La nueva normativa establece que todos los perros deberán tener un pasaporte especial, que incluirá información sobre su ADN, recopilado previamente para formar parte de una base de datos de la ciudad. De esta manera, cualquier muestra de excremento canino encontrado en las calles será analizada y contrastada con los datos de la base, lo que permitirá identificar al propietario del animal responsable.
Aquellos dueños cuyos perros sean identificados como los autores de los desechos caninos recibirán una multa de 122 euros como consecuencia de no mantener limpias las aceras de la ciudad. Además, será obligatorio llevar el pasaporte del perro en todo momento, y aquellos ciudadanos que no lo presenten cuando sea requerido por las autoridades también serán sancionados con una multa de 38 euros.
Para implementar esta iniciativa, los habitantes de Béziers que tengan mascotas deberán llevar a sus perros al veterinario para que se tome una muestra de saliva del animal, que luego será agregada al registro de ADN. Este proceso asegurará que la base de datos esté completa y permitirá una identificación precisa de los propietarios irresponsables.
La idea de recoger el ADN de los perros y relacionarlo con sus dueños no es nueva, ya que fue propuesta por el alcalde en 2016. Sin embargo, en aquel momento fue descartada debido a preocupaciones sobre la privacidad y las libertades personales. Ahora, como alcalde de la ciudad, Robert Ménard ha logrado implementar esta iniciativa, que tiene un costo estimado de 50,000 euros y se espera que tenga una duración de dos años, hasta julio de 2025.
Con esta medida, la ciudad de Béziers busca fomentar una cultura de responsabilidad y limpieza entre los dueños de mascotas, garantizando un ambiente más limpio y agradable para todos los ciudadanos. La idea es que la nueva normativa ayude a mantener las calles libres de excrementos de perro y contribuya a mejorar la calidad de vida en la ciudad.