La ministra de Educación y Deportes, Pilar Alegría, consideró este martes "impensable" que hubiese falta de respeto en el comentado saludo de Dani Carvajal al presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en la recepción en el Palacio de la Moncloa tras ganar la Eurocopa 2024.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y a raíz de la polémica abierta sobre el frío saludo dispensado por Carvajal al presidente, Alegría subrayó que "lo verdaderamente importante" es quedarse con "la gesta" lograda y quiso trasladar a la selección española su "apoyo y reconocimiento".
"Sinceramente, no puedo pensar, como alguna interpretación que he leído esta mañana, que fuese una falta de respeto. Es impensable y, además, incompatible con los valores de respeto y educación que el deporte representa", señaló Alegría.
Pese a las palabras de la ministra, lo cierto es que son varios los medios que hablan de malestar en Moncloa. Bien es cierto que, siendo objetivos, lo de Carvajal nunca puede ser tomado como una falta de respeto. Podría haber sido catalogado como tal si Carvajal decide no presentarse en Moncloa como acto reivindicativo. Ese hipotético plante sí que sería una falta de respeto para, guste o no, el presidente de tu país. Aunque también es verdad que todo depende con el ojo con que se mire. La futbolista Megan Rapinoe decidió no ir a ver a Trump cuando Estados Unidos ganó el Mundial de fútbol femenino, un desplante que entonces fue aplaudido. "No iré a la puta Casa Blanca", dijo entonces la capitana de la selección americana.
Un 'debate' el del saludo de Carvajal, que no fue el único en no mostrar efusividad ante Sánchez, que se ha solapado con las palabras de Otegi, coordinador general de Bildu y socio de gobierno de Pedro Sánchez, que afirmaba no alegrarse cuando gana España "no es mi selección". Además, Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso y también socio del Gobierno de Sánchez, afirmó que el éxito de la Selección son "son catalanes y vascos creando y rematando y españoles aprovechándolo una vez más".
Visto todo esto en conjunto y conociendo los precedentes de Pedro Sánchez y su Gobierno, no sería de extrañar que sus socios apretasen ahora para dar libertad a las selecciones vascas y catalanas y que dichas peticiones sean vistas con más buenos ojos que antes. Todo porque Carvajal no pueda hacer más 'feos' a nadie con un equipo que refleja perfectamente la unión de todo un país.