Partimos de la base de que si Rubén Pardo fuera el jugador que viene apuntando desde hace cinco años sería un objetivo inalcanzable para el Betis, al igual que el Jovetic de la Fiorentina no lo era para el Sevilla. Pero el mercado invernal ofrece estas oportunidades en las que toca al director deportivo despejar la ecuación riesgo-beneficio.
Rubén Pardo tiene casi todo lo que busca Víctor para complementar el centro del campo. Tiene claridad para jugar con el fútbol de cara, es un pasador excelso tanto en corto como en largo, que siempre ofrece líneas de pase y que puede dar tanto el primer como el último servicio. El hándicap, y por eso sale de la Real, es esa irregularidad que le persigue desde el inicio de su carrera. Salir puede darle esa madurez que falta a quienes siempre han contado con el abrigo de jugar en casa. Con las limitaciones económicas que tiene el Betis no parece un riesgo mayor en relación al beneficio que puede obtener el equipo.
Quien más agradecerá una rápida adaptación de Pardo será Ceballos, que tendrá un socio para la creación. En los últimos partidos hemos visto al utrerano tener que bajar casi a la línea de centrales para entrar en contacto con la pelota. Pardo le puede ahorrar esos metros y permitirle que luzca más en la fase de finalización. Y es que la principal virtud del riojano es hacer mejores a los demás.