El equipo de Lopetegui se apoderó del balón en los primeros minutos, en los que no sólo se hizo dueño del centro del campo sino que logró meter al conjunto merengue en su propio campo. A los de Zidane no les duraba nada el balón nada y eso les obligaba a un desgaste mayor.
El Madrid tardó en llegar 12 minutos y acabó llevando el balón a la red. Por fortuna para el Sevilla, Ordiozola tenía un pie adelantado y Martínez Munuera anuló la jugada. Era un aviso que pareció ser un punto de inflexión. Del dominio absoluto del Sevilla se pasó a un control madridista similar.
El equipo de Lopetegui dio un paso atrás y el Madrid empezó a tocar, sin mucha profundidad, pero aprovechando para tener el respiro que no había tenido en los primeros minutos.
Ese respiro se lo cortó el Sevilla de golpe. Fue en una jugada de estrategia, que Navas puso en el área, Rakitic dejó perfectamente y Fernando colocó en el fondo de la red. El Sevilla lograba adelantarse y daba un mazazo a las aspiraciones madridistas, que se veían obligados a remar en busca de de un triunfo vital para aspirar al título.
El Madrid trató de responder muy rápido, con un disparo de Casemiro desde la frontal que Bono logró atajar con seguridad. Y con un Vinicius que intentó culminar una jugada personal sin mucha puntería. Incluso Benzema, aprovechando que Koundé le había dejado un metro, lo intentó a la media vuelta. El equipo blanco ya iba a la desesperada, sin complejos, mientras el Sevilla esperaba atrás sin sufrir demasiado.
Tras no lograrlo con lanzamientos directos, lo intentó con balones colgados, que entre Diego Carlos, Koundé y Bono supieron resolver. El Sevilla, sin fisuras en defensa, trataba de jugar con la ansiedad merengue, durmiendo el partido y acelerándolo en campo contrario cada vez que tenía ocasión.
Así se entraron en cinco últimos minutos, en los que aún dio tiempo para que Casemiro lanzara desde la frontal desviado, para que Koundé rematara demasiado centrado un centro del Papu Gómez o para que el Sevilla apreciara los grandes huecos que va a disfrutar en la segunda parte.
La reanudación empezó con una nueva amenaza sevillista. Acuña se fabricó una ocasión trasuna ruleta que se le fue desviada por poco. Sin embargo, el Madrid ya no podía esperar más y asumió el peso del juego, merodeando la portería de Bono sin finalizar. Hasta que se decidio Modric desde lejos y, el hecho de que el meta marroquí estuviera muy tapado, le complicó la vida (52'). Por fortuna tocó lo justo para desviar la pelota.
El Madrid tocaba y tocaba, pero sus jugadas acababan en centros que no tenían ninguna opción de acabar en buen puerto. La desesperación empezó a acometer a los de Zidane, algo que quedó patente en un Nacho, que quiso resolver por su cuenta con un disparo desde 40 metros que se fue muy alto.
El Sevilla aguantó muy bien ese ímpetu inicial y, tras un cuarto de hora, empezó a desperezarse. Los huecos que el Madrid dejaba atrás eran enormes y cada vez que pasaba del medio del campo los de rojo, la afición local temblaba. Zidane movió ficha quitando a Marcelo y Modric, muy cansados, por el joven Miguel Gutiérrez y por Asensio.
El croata, en su último servicio, se sacó de la chistera un pase que, tras prolongarla Kroos, Vinicius erró cuando sólo necesitaba empujarla. Era un aviso de lo que llegaría un minuto más tarde, ya con los dos nuevos sobre el campo. Benzema robó un balón en el centro del campo, mandó en perpendicular sobre Kroos, que vio solo a Asensio en un costado, cedió y el mallorquín tocó de primeras para poner el empate en el marcador. Había que empezar a remar de nuevo.
Sin tiempo para que Lopetegui preparara sus cambios llegó la jugada de la noche. Fue un córner a favor del Sevilla, que el balón slió despejado, Vinicius pasó sobre Benzema, que encaró a Bono y éste le derribó. Era penalti y expulsión. Pero intervino el VAR. Y ahí se vio claramente que en la otra área Miliato había golpeado el balón con la mano. El penalti cambiaba de bando. Rakitic se encargaba de lanzarlo y no perdonaba.
Hazard entraba al campo para buscar, a la desesperada, la remontada. LaLiga se les escapaba. Y Lopetegui jugó con esa ansiedad, dando entrada a Óscar y a Gudelj para, primero, retener el balón, y también para fortalecer el centro del campo.
Los cambios dieron fruto. El Sevilla se atrincheró sin sufrir ante un Madrid que no sabía qué hacer ni siquiera para llegar al área de Bono, salvo por con balones colgados que no generaban peligro.
El partido se moría en la prolongación con el balón lejos y, en una jugada aislada, Kroos lanzó desde lejos, el balón rebotó en Hazard y acabó engañando a Bono. Una forma cruel de ceder dos puntos que ya volaban hacia Sevilla. Y que pudieron ser tres, porque aún le dio tiempo a Casemiro, en el último minuto, para mandar un balón rozando el palo.