Julen Lopetegui salió de su zona técnica
directamente a hablar con él tras decretar el árbitro el final del partido. El técnico vasco del Sevilla FC
le había sufrido durante 90 minutos, pero
le disfrutará durante la próximas temporadas, porque
Bryan Gil tiene guardada con su nombre en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
El de Barbate trajo por la calle de la amargura a
Jesús Navas. En 90 minutos,
intentó 11 regates y completó siete, lo cual es
superior a la media por partido de intentos exitosos de Leo Messi (4,2) o Neymar Jr. (5,7), los que más lo realizan en Europa.
Pero el canterano nervionense no es un gambeteador al uso. Es decir, no regatea en función de lo que va sucediendo, sino que
encara ya con una intención, sabiendo leer qué necesita cada jugada y sacando rédito de todas ellas. No en vano,
creó hasta cinco ocasiones,
disparó tres veces sobre la portería de Bono y una se estrelló
contra el palo.
Recibe, se gira y encara, con la idea siempre de
pisar el área, donde, por miedo a derribarle, el defensa, que
no ha dejado de recular, ya casi está obligado como mucho a intentar tapar su lanzamiento o su pase. Su
mapa de calor deja claro que es profundo no sólo hasta la línea de fondo, sino
hasta el portero.
Ante el Sevilla FC, dio
siete pases dentro del área. Siete. Y una treintena, prácticamente, en el último tercio del campo. De locos.
"
Bryan está en una manera excepcional. Tanto él como Pozo están haciendo una temporada muy buena los dos. Es bueno para ellos, es bueno para el Éibar y
es bueno para el futuro del Sevilla. Les deseamos suerte y que tengan una buena temporada", dijo al terminar el partido un Lopetegui consciente de que la próxima temporada va a contar con una joya. El próximo 11 de febrero cumplirá
20 años.